jueves, 17 de julio de 2025
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También en Francia, hay preocupación por la salud física y mental de los sacerdotes

El 20 % presenta síntomas depresivos, y muchos sufren sobrepeso o señales de agotamiento.

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Foto: Mateus Campos / Unplash

Redacción (17/07/2025 16:10, Gaudium Press) La salud de los sacerdotes en Francia preocupa a la jerarquía eclesiástica tras los resultados de un estudio realizado en 2020 por encargo de la Conferencia Episcopal. La encuesta, que recogió las respuestas de 6.300 presbíteros en activo, ha revelado que dos de cada diez presentan síntomas depresivos, un 2 % está afectado por el síndrome de burnout, y una parte significativa padece sobrepeso o indicios de adicciones.

Según el portal «Vatican News», la satisfacción laboral tampoco es elevada: un 40 % de los encuestados calificó su realización personal en el ministerio como «relativamente baja». «Todo esto ha alarmado a los obispos», reconoció el obispo de Pontoise, Benoît Bertrand, quien participó en la elaboración del informe.

Mons. Bertrand atribuye esta situación a varios factores: la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, un contexto internacional difícil, los retos a los que se enfrenta la Iglesia y, en ocasiones, los escándalos que han salpicado a la institución. La reciente noticia del suicidio del joven jesuita Don Matteo Balzano en la diócesis italiana de Novara ha acentuado la inquietud.

El obispo subraya que un sacerdote «que no se encuentra bien en su vida personal, espiritual, física o psíquica» difícilmente puede vivir con alegría su ministerio, lo que, a su vez, repercute en las comunidades cristianas. Aunque «más del 90 %» de los sacerdotes afirma estar en buena condición física, los signos de estrés y agotamiento siguen siendo elevados.

Como primeras medidas, Mons. Bertrand propone la difusión de los resultados para concienciar sobre el problema, así como promover revisiones médicas periódicas y tiempos de descanso. Además, destaca la importancia de las relaciones interpersonales, tanto con los obispos y vicarios generales como con los laicos, quienes deberían estar sensibilizados para ofrecer gestos sencillos de atención, como invitar a los sacerdotes a compartir una comida o un momento de diálogo.

«Estamos acostumbrados a que los sacerdotes estén siempre disponibles y escuchen con paciencia», explica Mons. Bertrand, pero recuerda que muchos de ellos son personas reservadas a quienes les cuesta expresar sus dificultades. «Los sacerdotes también deben implicarse y estar dispuestos a abrirse cuando atraviesan momentos difíciles», añade.

Mons. Bertrand admite que ni siquiera los obispos están libres de la fatiga: «Por supuesto, no somos héroes». La Conferencia Episcopal ha comenzado a fomentar visitas de hermanos en el episcopado y de laicos a los obispos para escucharlos y apoyarlos en su misión pastoral. Su receta para evitar el desbordamiento es clara: establecer límites. «A veces hay que tener el valor de decir: “Lo siento, pero ahora no es posible. Nos vemos en dos semanas, en un mes o en dos meses”», concluye.

Con información de Kath.net / InfoCatólica

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