La valla queda cerca de centros que ofrecen asesoría para disuadir a las mujeres del aborto.
Dallas (07/01/2021 09:26, Gaudium Press) Una organización denominada The Satanic Temple (El Templo Satánico), con base en Dallas, EE.UU., está promocionando rituales de aborto en una valla publicitaria.
“Nuestro ritual de aborto religioso evita muchas restricciones estatales”, dice la valla, animando a entrar en contacto con ellos.
De acuerdo a declaraciones dadas por una portavoz de esa organización, las valla estará hasta mediados de enero y su objetivo es promocionar los rituales de aborto en el templo.
La portavoz también aseguró que ellos quisieron que la valla quedara cerca de centros de crisis de embarazo, que ofrecen asesoría que disuade a las mujeres de practicarse un aborto. Es decir, las vallas son también una campaña contra esos centros de crisis.
Es significativa esa unión entre práctica satanista y práctica abortiva.
“El templo satánico en realidad está promoviendo su ‘ritual religioso’. ¿No dice eso mucho sobre lo que es el aborto?”, se preguntó la líder provida canadiense Laura Klassen, en su cuenta en Instagram.
Los cultos satánicos
La lucha contra el demonio es uno de los principales oficios del cristiano. Dice San Pedro que este es un león enfurecido que anda dando vueltas en torno nuestro deseando devorarnos (1 Pe 5, 8).
El Apóstol nos habla de que “no es nuestra lucha contra la carne y la sangre, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires” (Ef 6, 11-12). No está negando San Pablo las tentaciones que vienen de nuestra propia carne, pero quiere resaltar la siniestra y esencial labor de los espíritus infernales para llevarnos a su morada de desdichas y cómo el hombre debe saber que tiene este enemigo que debe enfrentar.
La principal labor de los demonios es la tentación, aunque Dios también puede permitirle la obsesión y la posesión. Contra la tentación y la acción diabólica en general están todos los recursos que la piedad católica tiene destinados.
Pero es claro que a lo largo de la historia grupos humanos de forma más o menos explícita se han entregado al culto de los espíritus infernales, renunciando no solo a combatir su acción, sino a la propia repulsa que un ser tan horrendo debe generar en el espíritu humano. Esto es un gravísimo pecado, catalogado como idolatría, pues es rendir a una criatura un culto que está reservado sólo a Dios.
Con información de Aciprensa
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