jueves, 21 de noviembre de 2024
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Timoteo y Tito, inmortalizan el espíritu y ardor del gran San Pablo

Los dos fueron ordenados obispos. El uno era judío, el discípulo amado del Apóstol; el otro nació pagano y fue engendrado a la fe por San Pablo.

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Redacción (26/01/2024, Gaudium Press) Tras la fiesta ayer de la conversión del Apóstol Pablo, hoy celebramos la de San Timoteo y San Tito, sus discípulos.

San Timoteo, el discípulo amado del apóstol Pablo, se cree que nace en Listra de Licaonia. Su buen natural hace que San Pablo lo tome por compañero para sustituir a Bernabé.

Hijo de judía, San Pablo hizo que se circuncidara para facilitar el apostolado con los judíos. Recordemos que fue el propio San Pablo el que enfrentó a San Pedro sobre no poner cargas pesadas de la antigua ley a los cristianos provenientes de la gentilidad. Pero en este gesto se ve la prudencia del Apóstol, como bien lo señala el Crisóstomo. También se alaba la obediencia de San Timoteo, que cumplió la orden sin chistar.

Cuando una de las incipientes comunidades cristianas se encontraba en dificultades, era con frecuencia a San Timoteo a quien enviaba el Apóstol para animarla.

San Pablo lo hizo obispo, y parece que estuvo encargado de todas las comunidades cristianas de Asia. Varias fuentes hablan de San Timoteo como el primer obispo de Efeso, antes de la llegada de San Juan.

En su segunda carta a Timoteo, desde Roma, San Pablo le pide que vaya a verlo antes de su muerte. En esa Carta, uno de los libros canónicos de la Escritura, se ve el gran afecto de San Pablo por su discípulo.

Algunos creen que fue martirizado por manifestar a los paganos su oposición a sus ceremonias de trasfondo satanista. Hay pruebas de la existencia de las reliquias de San Timoteo, llevadas a Constantinopla durante el reinado de Constancio.

San Tito

Se desconoce el lugar de nacimiento de San Tito. Se sabe que nació pagano, y parece que debe su conversión directamente al Apóstol Pablo, quien lo llamaba su ‘hijo en Cristo’.

San Pablo lo empleaba como su secretario personal. El Apóstol elogia su celo por sus hermanos, y manifiesta que descansaba contemplando la virtud de Tito.

Acompañó a San Pablo al Concilio de Jerusalén donde se debatió lo de la imposición de ritos mosaicos a los conversos paganos, cuando triunfó el criterio del Apóstol de las Gentes.

Aunque permitió la circuncisión de Timoteo, San Pablo no quiso que ocurriera lo mismo con Tito, dejando claro que las ceremonias prescritas por la ley mosaica quedaban abolidas con la ley de la gracia de Jesucristo.

Fue embajador de San Pablo para solucionar problemas de la Iglesia de Corinto.

Yendo con San Pablo a evangelizar en la isla de Creta, pero siendo requerido el Apóstol en otras labores, consagró ahí obispo a Tito, y lo dejó encargado de terminar su trabajo apostólico. Pero después lo requirió en otro lugar, y envió un reemplazo: Tito era otro de los santos ‘comodines’ que tenía el gran Saulo en la expansión del Reino de Cristo.

En la carta donde daba estas instrucciones, la canónica Carta a Tito, San Pablo le manda que ordene presbíteros para todas las ciudades de la isla, le daba consejos para tratar con su rebaño, resume las cualidades que debe tener un obispo, y se cree que lo que ahí consigna el Apóstol es el dibujo de la figura que está contemplando en su discípulo Tito.

Después de vivir en Dalmacia, San Tito retorna a Creta, y tras una vida más que santa muere en edad avanzada. Allí siempre se le ha considerado como el primer obispo de esa sede.

Con información de El Testigo Fiel

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