Ida ha sido el más fuerte registrado en la historia de ese estado americano, con vientos sostenidos de más de 150 millas por hora.
Redacción (10/09/2021 11:59, Gaudium Press) Aunque no afectó tanto a Louisiana como el huracán del 2005 Katrina, el huracán Idano deja de ser el más fuerte registrado nunca en ese estado: de categoría 4 según la escala de Saffir-Simpson, registró vientos sostenidos de más de 150 millas por hora y ráfagas de hasta 172 millas; y por eso los daños fueron no pocos.
En esta situación de desastre se ha hecho sentir la caridad católica. Los siguientes son algunas muestras.
Por ejemplo, el apostolado Hispano Católico de la iglesia St. Jules de la ciudad de Lafayette, bajo la tutela de su director el P. Bernardo Torres, fue hasta Destrehan, y allí preparó 1.500 comidas para que las personas pudieran dedicarse a reparar su casas. Instalaron una gran barbacoa en el estacionamiento de la parroquia San Carlos Borromeo, y allí atendieron a la gente.
También ayudaron a cortar algunos árboles junto a un grupo de voluntarios de Regnum Christi.
El año pasado fieles de la parroquia San Carlos Borromeo fueron a ayudar a la ciudad de Lake Charles tras el paso de dos huracanes. Ahora son parroquianos de Lake Charles quienes fueron a llevar asistencia a los parroquianos de San Carlos Borromeo. También otro grupo de Panama City, en la Florida, está colaborando en la reparación de las casas.
“Cuando das desde el corazón, eso vuelve a ti. Vemos gente que viene en nuestra ayuda, y eso nos ha elevado el corazón”, dijo el P. Dominic Arcuri, el párroco de San Carlos Borromeo: “Hay tantos voluntarios. Gracias, Señor, por amarnos como lo haces”, exclamó el sacerdote. Hasta el momento el gobierno americano no había llevado ayuda a esa área, tal vez por la amplitud de las zonas afectadas. Pero ahí ya se había hecho presente la Iglesia. “Nadie está sentado esperando al gobierno”, dice el sacerdote.
En Thibodaux, en Luling
En el área de Thibodaux, a 50 millas al sudeste de Nueva Orleans, “muchos han perdido sus hogares y solo tiene la ropa que tenían en la maleta”, cuenta el P. Mitch Semar, párroco de la iglesia Santo Tomás de Aquino, que está en el campus de la Nicholls State University. Varias de las iglesias de su diócesis han perdido muros o techos.
“Podemos dejar que el desánimo nos domine, o podemos unirnos y sacar lo mejor de la humanidad para salir adelante. Vemos este amor increíble. Dios está caminando por las calle del Bayou”, dice el sacerdote. Hay grupos católicos de la ciudad Lake Charles que se están organizando para llevar alimento a feligreses de la parroquia del P. Semar.
O el caso del P. Steve Dardis, párroco de la parroquia Sagrada Familia, en Luling, también en Louisiana. La zona de su parroquia sufrió inundaciones, y el condado no tendrá electricidad sino hasta mediados de septiembre u octubre.
“Tenemos algunas personas con generadores; otros caminando con latas de gasolina. Es una experiencia del Tercer Mundo ”, dice el P. Dardis. Pero los regalos que llegan lo están conmoviendo.
“La gente de todo el condado ha estado trayendo muchos materiales. Viene gente de Texas con generadores. El agua embotellada fue entregada por United Way. Uno de nuestros feligreses tiene un amigo en California que está trayendo dos semi-remolques, la mayoría llenos de agua”, cuenta el sacerdote.
Allí también han llegado grupos de fieles católicos para preparas comidas, como los de las parroquias de Nuestra Señora de Lourdes y de Santa Margarita de la ciudad de Slidell. Ellos cocinaron un total de 7.000 comidas para las parroquias Sagrada Familia y la de San Antonio de Padua, y en ello fueron ayudados por estudiantes de la escuela secundaria Papa San Juan Pablo II de Slidell.
Y así en todas las zonas afectadas.
Es la ayuda que nace de corazones forjados por la piedad y doctrina de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana.
Con información y foto del National Catholic Register
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