Una monumental columna en la Plaza de la Ciudad Antigua vuelve a exhibir la imagen mariana demolida en 1918.
Praga (17/06/2020 21:52:49, Gaudium Press) La Columna Mariana era el símbolo central de la Plaza de la Ciudad Antigua de Praga, en República Checa, hasta una manifestación anticatólica en 1918. La caída de la imagen fue notablemente simbólica, porque representó la caída del catolicismo y la monarquía. En ese año comenzó la disolución del Imperio Austro-Húngaro. Pero un proyecto de 23 años de duración permitió la reconstrucción del monumento, incluyendo una réplica exacta de la imagen mariana demolida.
La Santísima Virgen vuelve a dominar la Plaza de la Ciudad Antigua de Praga
El pasado 04 de junio, el proyecto llegó a su fecha más esperada: el retorno de la Santísima Virgen a su lugar de honor. La réplica ya estaba instalada en la puerta trasera de un templo en Tyn. De allí fue llevada hasta la plaza, donde se elevó hacia su pedestal con ayuda de una grúa de gran tamaño. El trabajo fue supervisado directamente por el escultor Petr Váni, quien ha dedicado 23 de esfuerzo no remunerado a la restauración del monumento.
El proyecto de reconstrucción, intentado sin éxito en décadas anteriores, tuvo finalmente forma desde 1990. Aprovechando la caída del comunismo de la Unión Soviética, se constituyó la Sociedad para la Restauración de la Columna Mariana. La iniciativa enfrentó la objeción de una población mayoritariamente atea y de varias comunidades protestantes. Además, tuvo que obtener los permisos necesarios y luego realizar la notable tarea de elaborar nuevamente el monumento.
La Columna Mariana consta de 220 piezas de piedra que pesan 118 toneladas. En la parte baja, 16 bloques de piedra representan varias ciudades checas. La imagen de la Santísima Virgen está elaborada en piedra arenisca y representa a la Madre de Dios con las manos en oración, con una corona de doce estrellas y pisando al dragón infernal. El monumento original se erigió como acción de gracias a Nuestra Señora por proteger a Praga de las tropas suecas al final de la Guerra de los Treinta Años en 1648. Fue obra del emperador Maximiliano III, de la dinastía Habsburgo,
Con información de Art Magazin.
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