Titus Brandsma, mártir carmelita, dio su vida en los campos de concentración nazis para proteger a los inocentes. Su valentía y un milagro lo llevó a la canonización.
Redacción (13/03/2025 12:00, Gaudium Press) “Hombre manso pero decidido” afirman de él: Anno Brandsma, hijo de Tjitsje y de Tito Brandsma, nació el 23 de febrero de 1881 en Wonseradeel, Frigia, provincia del norte de Holanda. Era parte de una familia numerosa, con cuatro hermanas y dos hermanos, siendo Tito el segundo más joven. Cinco de estos hijos abrazaron la vida religiosa, un hogar de fe.
San Tito Brandsma, dio su vida por sus hermanos en el campo de concentración de Dachau, en Alemania. Vayamos a su historia.
La familia de Anno vivía en una granja, donde producían leche y queso, mientras luchaban por mantener viva su fe y cultura en una Frigia donde los católicos eran minoría. Su padre, un firme defensor de sus creencias, dedicó su vida a preservar la tradición religiosa de su pueblo, participando activamente en la política local.
Al terminar la secundaria en una escuela franciscana, Anno sintió el llamado a entrar a la Orden del Carmelo, adoptando como religioso el nombre de su padre, Tito. Tras su noviciado en Boxmeer, fue ordenado sacerdote en 1905. Su profundo deseo de aprender lo llevó a Roma; allí completó el doctorado en Filosofía en 1909. Pero más allá de esos estudios, el descubrió su verdadera pasión, la Espiritualidad y el Periodismo, dos áreas que marcarían su camino pastoral.
El Papa aprobó los decretos que a él se referían de la Congregación de los Santos, y su canonización tuvo lugar el 15 de mayo de 2022. Fue elevado a los altares tras el reconocimiento de su milagro, una curación inexplicable del cáncer del Padre Michael Driscoll, sacerdote carmelita estadounidense.
Titus Brandsma: Defensor de la Libertad y Mártir de la Fe
Titus, canonizado por Francisco, después haber sido beatificado por Juan Pablo II en 1985, fue un ferviente defensor de la libertad de prensa y la justicia durante la ocupación nazi en los Países Bajos.
Como periodista y profesor —en la Universidad Católica de Nimega, donde llegó a ser rector—, se opuso activamente a las presiones del régimen nazi para que los periódicos católicos publicaran propaganda pro-nazi. Así mismo luchó por la protección de los niños judíos en las escuelas católicas. Pero esta valentía lo llevó a ser arrestado en 1942; finalmente, fue enviado al campo de concentración de Dachau, lugar en el que fue asesinado.
A lo largo de su vida, el P. Brandsma fue conocido no solo por su valiente oposición al régimen nazi, sino también por su carácter amable y compasivo. Durante su tiempo en Dachau, se dedicó a ayudar a otros prisioneros, animándolos a perdonar a sus captores y compartiendo lo poco que recibían de comida. Incluso en las circunstancias más extremas, continuó celebrando misa y llevando la Eucaristía a sus compañeros prisioneros. Su vida de sacrificio culminó en su ejecución el 26 de julio de 1942, cuando una enfermera nazi le inyectó una dosis letal.
Otra enfermera que estaba de guardia aquel día declaró que fue la misma Gestapo, la policía secreta, la que ordenó la muerte del sacerdote. “Antes de morir, Brandsma le dio su rosario, desgastado y muy simple, a esta enfermera”, apuntó Driscoll. “Le pidió que rezase el rosario. Ella no quiso, dijo que ya no era creyente y que tampoco rezaba el rosario”. Él le contestó que no se preocupase. Le indicó que pasase de cuenta a cuenta diciendo “ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, amén”.
El milagro de la curación inexplicable del Padre Driscoll
El Padre Michael Driscoll, sacerdote carmelita de la diócesis de Palm Beach, Estados Unidos, sufrió durante más de 12 años de un cáncer de piel terminal, el cual había sido tratado con 35 días de radioterapia y la extirpación de 84 ganglios linfáticos. Sus posibilidades de sobrevivir no superaban el 15 por ciento. En medio de su sufrimiento, alguien le regaló una reliquia de Titus Brandsma, un pequeño trozo del hábito negro del santo carmelita. El Padre Driscoll cada día él se lo pasaba por la cabeza y rezaba.
En diciembre de 2017, la diócesis de Palm Beach emitió un comunicado oficial en el que los médicos certificaron la curación inexplicable del Padre Driscoll, quien fue completamente sanado del cáncer. Los médicos no pudieron encontrar una explicación científica para su recuperación, que fue considerada un milagro por la Iglesia. La curación del Padre Driscoll fue uno de los milagros clave que permitió la canonización de Titus Brandsma. “La curación de su cáncer de cuarto grado es clínicamente inexplicable según los médicos”, anunció la diócesis.
Poema escrito por Titus Brandsma
El 12-13 de febrero de 1942, mientras se encontraba en la cárcel de Scheveningen, Titus Brandsma escribió este poema, que refleja su fe inquebrantable, incluso en medio de la adversidad:
Cuando te miro, buen Jesús, advierto
en Ti el amor del más querido amigo,
y siento que, al amarte yo, consigo
el mayor galardón, el bien más cierto.
Este amor tuyo –bien lo sé– produce
sufrimiento y exige gran coraje:
mas a tu Gloria, en este duro viaje,
solo el camino del dolor conduce.
Feliz en el dolor mi alma se siente;
la Cruz es mi alegría, no mi pena;
es gracia tuya que mi vida llena
y me une a Ti, Señor, estrechamente.
Déjame, mi Señor, en este frío
y en esta soledad, que no me aterra;
a nadie necesito ya en la tierra
en tanto que Tú estés al lado mío.
¡Quédate, mi Jesús! Que, en mi desgracia,
jamás el corazón llore tu ausencia;
que todo lo hace fácil tu presencia
y todo lo embelleces con tu gracia!
Con información de Religión en Libertad y ocarm.org
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