Mayra estaba estudiando en España, cuando conoció a una compañera que se decía ‘médium’…
Redacción (12/08/2022 10:25, Gaudium Press) Al demonio no hay que tenerle miedo. Pero tampoco se le debe subestimar. No le teme quien conoce las armas de la Iglesia para defenderse contra él. Pero para no subestimarlo, y sobre todo, para no ‘coquetear’ con él, aquí va la historia de Mayra Alejandra, que nos trae Religion En Libertad, resumida de lo que ella contó a El rosario de las 11 pm.
Mayra es colombiana pero reside en España desde el 2006. Había sido educada en la fe católica, recuerda como su abuela en su infancia le habló mucho de Jesucristo, y eso la marcó. Pero después de ir a la península conoció a su novio Iván y se fue alejando de la fe.
Al inicio no eran sino tonterías
En el 2019, supo que una compañera de universidad recién llegada de Colombia, era ‘médium’. Mayra no le puso atención, pero Iván sí, pues esta joven le aseguraba que le podría conseguir trabajo sin necesidad de que enviara un solo currículum.
La ‘médium’ no les cobró nada por lo simpática que le parecía la pareja. En dos jornadas y un poco de limón y sal, ella ‘limpiaría’ su mala suerte. En la primera sesión, no pasó nada. Pero en la segunda…:
Iván comenzó a sentirse mal, “sudando frío y cambiando de colores”, cuenta Mayra. Los pensamientos suicidas empezaron a atormentar fuertemente su espíritu.
Mayra se asustó: “Pídele a Dios que te quite lo que sea que tengas”, le dijo. Pero no esperaba la dura respuesta (¿de Iván?) que recibió: “Aquí Dios no tiene nada que ver” le dijo con ojos oscurecidos y se marchó.
En lugar de alejarse de la médium, Mayra le pidió que le quitara a su novio lo que tenía, y esta persona le prescribió ‘siete baños’ con diversas hierbas, que serían la ‘contra’ de lo que él estaba sufriendo.
Pero cuando iban en la sexta sesión, fue la propia Mayra la que comenzó a sentir cosas extrañas: Opresión en el pecho, ganas de llorar, ganas de morirse. “Alguna noche sentía que me murmuraban al oído, que me tocaban la cesárea de mi hijo, las rodillas o el pelo. También tenía hormigueos, me sentía observada y al coger el coche me quemaba el corazón y sentía que unas voces me decían: ‘muérete, quítate de en medio, circula en sentido contrario…’”, agrega.
¿Por qué no se alejaban de esa mujer? Tenían como “la mente nublada”.
Es claro, la primera sesión fue ‘gratis’; las otras no… Al final, y reuniendo fuerzas de donde pudieron, le dijeron a la mujer que no volviera más. Antes Iván empezó a rezar el Padrenuestro y el Avemaría, cuyas palabras hacían que ella se arrastrara por el suelo. Los días de la pandemia, que vivieron en esa situación, fueron un total suplicio.
“Comenzamos a tirar todos los amuletos que nos había colocado en casa. Lo tiramos todo, las pulseras, piedras, jerseys, muñecos… ¡hasta la cama!”. Lo hicieron porque cada vez que tocaban uno de esos objetos, una extraña sensación ocurría en el cuerpo de Mayra.
Una mano fría
Pero, ¿por qué no iban a una iglesia? Al final una amiga le hizo esa recomendación. Pero en ese momento, “sentí como si una mano fría me cogiese el cuello, sentí asco”. Esta sensación nauseabunda, la hizo decidirse: si la fuerza maligna que la tocaba no deseaba que ella fuese a un templo, eso era lo que debía hacer.
Gracias a su amiga conoció a dos sacerdotes.
El primero le dijo que hacía bien en sacar todo lo que la bruja había puesto en su hogar.
El segundo la llevó a una capilla y comenzó a hacer oraciones de liberación. “El padre rezó unas oraciones, empezamos rezando normal y a medida que fue rezando en latín, lo que yo tenía se manifestó y se enfadó, fue un completo espectáculo y veía las cosas pero no podía controlar mi cuerpo”, relata. Al final se vio libre, pero faltaba Iván.
El camino de Iván pasó por el abandono de ciertas prácticas ocultistas que él aún tenía, y por la regularización de su situación matrimonial con Mayra. “Así empezó el cambio. Dijo que sentía que tenía que ir a Misa, empezamos a ir a Misa los domingos y a conocer más de Dios, Jesús y la Virgen y ahora es su adoración”, dice.
Iván no quería casarse. Pero el comenzó a asistir al catecismo, preparación de sacramentos y finalmente se casaron el pasado 13 de mayo, día de la Virgen de Fátima.
“Nada se puede comparar con el amor de Dios, nada da tanto gozo y felicidad. No le puedo pedir más. La bendición del matrimonio es impresionante y si antes nos queríamos y apoyábamos, ahora es con el amor y la bendición de Dios y no tiene comparación”, concluye.
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