Celebrada el 18 de diciembre, María de la O recuerda a la Virgen en los días previos al nacimiento de Jesús, llena de fe y esperanza.
Redacción (17/12/2025 10:59, Gaudium Press) La advocación de María de la O es una singular expresión de la espiritualidad mariana dentro de la tradición católica. Aunque hoy en día puedan existir coplas populares o referencias superficiales con ese nombre, su origen es litúrgico y teológico, lleno de simbolismo cristiano.
El significado del nombre
El título María de la O no surge por casualidad ni por una simple expresión coloquial. Está ligado a la advocación de la Virgen como Madre expectante, es decir, a la Virgen que espera el nacimiento de Jesucristo en los días inmediatamente anteriores a la Navidad. En esta fase del Adviento la Iglesia contempla a María en su maternidad misteriosa y expectante, en el cumplimiento de la promesa divina.
Una fiesta del siglo VII
La celebración de María bajo esta advocación está ligada a una antigua fiesta litúrgica llamada Expectatio Partus, la Expectación del Parto de la Santísima Virgen, instituida en el año 656 por el X Concilio de Toledo.
El motivo de esta celebración fue, al principio, fijar en el calendario la celebración de la Anunciación en una fecha que fuera litúrgicamente adecuada. El 25 de marzo, fecha en que tradicionalmente se conmemora la Anunciación, caía con frecuencia en Cuaresma o en la Semana Santa, momentos del año en que la Iglesia no podía celebrar fiestas solemnes. Por eso se trasladó simbólicamente al 18 de diciembre, ocho días antes de la Navidad, para que los fieles pudieran hacer una preparación devota y expectante para la llegada del Salvador.
Desde entonces, el 18 de diciembre quedó consagrado como un día de culto mariano especial, centrado en la contemplación de María esperando el nacimiento de su Hijo.
¿Por qué la “O”? Las Antífonas Mayores
El nombre de esta advocación y de la fiesta misma deriva de las antífonas litúrgicas que se cantan en los días previos a la Navidad, conocidas como las Antífonas Mayores o antífonas de la O.
Estas antífonas forman parte del Oficio de Vísperas en la liturgia e introducen el canto del Magníficat entre el 17 y el 23 de diciembre, cada una comenzando con la exclamación “O” seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento, pero interpretado en clave cristológica.
Las siete antífonas son:
- O Sapientia (Oh Sabiduría)
- O Adonai (Oh Señor poderoso)
- O Radix Jesse (Oh raíz de Jesé)
- O Clavis David (Oh llave de David)
- O Oriens (Oh oriente, luz)
- O Rex (Oh Rey)
- O Emmanuel (Oh Dios-con-nosotros).
Estas invocaciones no solo expresan la expectativa del pueblo por la venida del Mesías, sino que también señalan los múltiples títulos y funciones de Cristo en la historia de la salvación.
Además, el acróstico formado por las letras iniciales de las palabras claves de estas antífonas, leído al revés, da EROC-RAS, que significa “seré mañana” o “vendré mañana”, como respuesta del Mesías al clamor del pueblo fiel.
Teología y espiritualidad de la devoción
La celebración de María de la O invita a los fieles a meditar no solo en la maternidad física de María, sino también en su actitud de fe confiada, expectante y gozosa. A través de su dulce espera, la Virgen nos enseña a vivir el tiempo del Adviento con paciencia y confianza en las promesas de Dios, reflejando la esperanza cristiana que siempre mira hacia el cumplimiento de la salvación en Cristo.
Para los creyentes, María no es solo modelo de fe en el pasado, sino compañera espiritual en nuestra propia espera de Cristo, sea en la liturgia del tiempo sagrado o en las esperanzas y desafíos personales de cada día.
Con información de Religión en Libertad






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