Aún estaba Ella viva, cuando se aparece a Santiago. El milagro del Cojo de Calanda.
Redacción (12/10/2023, Gaudium Press) Nuestra Señora del Pilar, cuya fiesta litúrgica la Iglesia conmemora hoy, es admirable por muchos títulos: Es una aparición de la Virgen cuando aún Ella estaba en vida. Se le aparece a un apóstol desanimado para indicarle que le construya un templo (es por tanto el primer templo dedicado a la Virgen en el mundo), y en ese impulso ella termina siendo la semilla de la hispanidad católica. Vamos pues desde ese mirador de grandeza a ver algunos de los hechos maravillosos de esta advocación.
Santiago el Mayor, el hijo del Zebedeo y hermano de San Juan Evangelista, después de haber recibido la bendición de la Madre de Dios viaja a España para evangelizar a las gentes de esas tierras.
Pero el apostolado no caminaba según los deseos del apóstol, no eran muchas las conversiones, y el desánimo fue conquistando su corazón. Pidió entonces una señal al cielo. Había caminado desde Galicia, pasando por Asturias y se encontraba en Aragón, en las cercanías de la ciudad de Zaragoza.
Un día el cielo no solo atendió a su pedido, sino que en la noche del 2 de enero del año 40, él – que se encontraba con algunos discípulos – “oyó voces de ángeles que cantaban Ave Maria Gratia Plena, y vio aparecer a la Virgen Madre de Cristo, de pie sobre un pilar de mármol”, según relatan documentos antiguos.
Quedó el Pilar como testigo fiel
Nuestra Señora consoló a Santiago, le ordenó que le construyese un templo con el altar en torno al pilar donde Ella se estaba apareciendo y le prometió que permanecería en “este sitio hasta el fin de los tiempos para que la virtud de Dios obre portentos y maravillas por mi intercesión con aquellos que en sus necesidades imploren mi patrocinio”. De esta manera le decía al Apóstol que sus duros trabajos darían frutos hasta que se acabase este mundo, y le indicaba que el secreto de las victorias, y también del apostolado, estaba en siempre recurrir a su intercesión, a la mediación de Nuestra Señora.
De hecho, incluso en estos ateos tiempos España sigue siendo foco de fe católica para todos los hombres.
Nuestra Señora desaparece pero queda el pilar, y al momento Santiago y sus discípulos planean y ejecutan la construcción del templo. Y también Santiago ordena a uno de ellos como sacerdote para que atienda las labores de essa, la primera iglesia mariana del mundo.
Aunque nunca faltaron personas que quisieron atribuir esta historia a la leyenda, por ejemplo diciendo que los documentos que la sustentan vienen del S. XII, sus palabras han sido desmentidas por hallazgos como el del sarcófago de la mártir Santa Engracia, del S. IV y que se encuentra en Zaragoza, el cual representa en bajorrelieve a la Virgen descendiendo de los cielos y apareciéndose a Santiago. Otros documentos muy antiguos dan fe de que antes de la ocupación musulmana de Zaragoza ya existía un templo dedicado ahí a la Virgen.
Los milagros junto a la Virgen del Pilar no se pueden contar, de los numerosos que son.
El Cojo de Calanda
Uno de los más retumbantes, y que está dibujado en un cuadro en la pared derecha de la actual Basílica es la del Cojo de Calanda, Miguel Juan Pellicer.
Eran los finales de julio de 1637, cuando Miguel que estaba trabajando con su tío en Teruel, se cae al suelo y una de las ruedas del carro de su tío pasa por encima de su pierna derecha, quebrándosela a la altura del tobillo.
Es trasladado al hospital de Valencia y luego a Zaragoza, ya en ese momento con la pierna engangrenada y con fiebre. Pero hombre de fe que era, antes de entrar al hospital fue al Santuario de la Virgen y ahí se confesó y comulgó el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
Cuando llegó al hospital rápidamente se vio que no había otra opción sino cortarla, poco abajo de la rodilla, con los métodos rudimentarios que había entonces, so pena de poner en más riesgo la vida de Miguel. Por ello, un tanto de alcohol, lo suficiente, y procedan, que la Virgen del Pilar ayudará.
El hombre finalmente se repuso de la operación, pero ya sin pierna se dedicó a pedir limosna en las calles de Zaragoza. Dos años y medio después regresó a Calanda.
Una noche tuvo un lindo sueño: soñó que el muñón se lo ungía con el aceite de la lámpara de la iglesia de Nuestra Señora del Pilar. Cuando su madre entró a la habitación, percibió que había una extraña y fina fragancia, y acercándole la vela para verlo, contempla sorprendida que de las frazadas no salía una sino dos piernas.
La pierna no estaba muerta, sino viva en Calanda
Para que no quedara duda del milagro, era la misma pierna que los médicos habían tirado al cementerio del Hospital en Zaragoza, con las antiguas cicatrices que el se había hecho de niño, e incluso con las marcas del carro del tío que habían motivado la amputación. La voz se corrió rápidamente por toda la región, de que el amputado y cojo ya no lo era.
Algunos del hospital tuvieron la idea de recuperar la pierna que habían enterrado, o los restos de ella. Y para que no quedara la más mínima minimísima duda, la pierna no se halló, pues ya no estaba en Zaragoza, pues estaba viva en Calanda.
Ese milagro, muy documentado, ayudó a que la devoción a la Virgen del Pilar se extendiese al mundo entero.
Y es de todas partes que le llueven a la Virgen sus mantos, es decir telas que cubren el Pilar, y que se van turnando día a día. Son los diversos ‘trajes’ de Nuestra Señora del Pilar que advierten al peregrino que la devoción a Ella es de mucha gratitud y es universal.
Con información de Corazones.org y Catholic.net
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