Ayer, 19 de septiembre, tuvo lugar la fiesta del santo patrón de Nápoles: San Jenaro o San Januario. Es esta una de las tres fechas en las que se realiza el milagro de la licuefacción de la sangre del santo.
Redacción (20/09/2022 15:02, Gaudium Press) El arzobispo Domenico Battaglia de Nápoles levantó ayer la ampolla que contenía la reliquia de la sangre del santo mártir del siglo III, en la Catedral de Nápoles, revelando su licuefacción.
“Hoy la señal de la sangre de San Jenaro vertida por Cristo y sus hermanos nos dice que la bondad, la belleza y la justicia son y serán siempre victoriosas”, dijo el arzobispo.
“He aquí el sentido de esta sangre que, unida a la sangre derramada por Cristo y por todos los mártires de todos los lugares y tiempos, es testimonio vivo de que el amor vence siempre”.
Más de 2.000 personas se reunieron en la Catedral de la Asunción de María de Nápoles para la fiesta de San Jenaro, el santo patrono de la ciudad. El obispo fue martirizado durante la persecución del emperador Diocleciano.
En su homilía, el arzobispo de Nápoles advirtió contra la reducción de la veneración al santo de la ciudad a una mera superstición.
“Créame, lo que realmente le importa al Señor, lo que nuestro obispo y mártir Jenaro nos pide con fuerza, es el compromiso diario de apostar por el amor, de disolver el egoísmo, de romper los diques que detienen el bien, dejando la linfa del amor, como sangre, correr por el cuerpo de esta ciudad, dando a todos esperanza, confianza, posibilidad de redención y vida eterna”, agregó.
La licuefacción ocurre tres veces al año
El milagro se espera tres veces al año: en septiembre, en la fiesta del santo; el sábado anterior al primer domingo de mayo para conmemorar el traslado de los restos mortales del santo; y, finalmente, el 16 de diciembre, en recuerdo de la erupción del Vesubio de 1631. Cuando la sangre no se licúa, los napolitanos lo interpretan como un mal augurio.
Con información de CNA.
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