domingo, 24 de noviembre de 2024
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Ayer, en el Ángelus en Budapest, Francisco invitó a enraizarse en la religión para abrirse a los hombres de hoy

Ayer el Pontífice celebró la misa de clausura del Congreso Eucarístico Internacional.

Papa 3

Redacción (13/09/2021 10:14, Gaudium Press) Ayer, aún en Budapest, y después de la misa conclusiva del Congreso Eucarístico Internacional, el Papa Francisco aludió a las raíces cristianas de la nación húngara, antes de la oración del Ángelus.

El sentimiento religioso es la savia de esta nación, tan unida a sus raíces. Pero la cruz, plantada en la tierra, además de invitarnos a enraizarnos bien, eleva y extiende sus brazos hacia todos; exhorta a mantener firmes las raíces, pero sin encerrarse; a recurrir a las fuentes, abriéndose a los sedientos de nuestro tiempo”, dijo Francisco.

Agradeció también el Pontífice a los clérigos y fieles su presencia, y saludó particularmente “a quienes se han esforzado tanto por la realización del Congreso Eucarístico y de esta jornada”. Hizo lo propio con las autoridades civiles.

El Pontífice exaltó el símbolo del Congreso Eucarístico, la “Cruz de la Misión”, e incentivó a que este símbolo de los cristianos “los lleve a anunciar con la vida el Evangelio liberador de la ternura sin límites que Dios tiene por cada uno. En la carestía de amor de hoy, es el alimento que el hombre espera”.

Francisco también recordó que estaban siendo proclamados beatos, en Varsovia, el Cardenal Esteban Wyszinski e Isabel Czacka, el primero, que fue Primado de Polonia, y la segunda, fundadora de las Hermanas Franciscanas Siervas de la Cruz. Deseó que el ejemplo de los nuevos beatos estimule a los apóstoles de hoy en la transformación de las tinieblas en luz con la fuerza del amor.

Siendo el prefacio del Ángelus, el Pontífice también tuvo palabras hacia la Virgen.

Antiguamente, por respeto, los húngaros no pronunciaban el nombre de María, pero la llamaban con el mismo título honorífico utilizado para la reina. “Que la ‘Beata Reina, vuestra antigua patrona’ los acompañe y los bendiga. Mi bendición, desde esta gran ciudad, quiere llegar a todos, en particular a los niños y a los jóvenes, a los ancianos y a los enfermos, a los pobres y a los excluidos. Con ustedes y para ustedes digo: Isten, áldd meg a magyart! [¡Que Dios bendiga a los húngaros!]”, dijo el Papa.

Con información de Vatican News

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