domingo, 24 de noviembre de 2024
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El ‘Regreso’ de la Virgen

A la búsqueda del Supra summum, del Reino de María.

Virgen

Redacción (05/03/2022 18:54, Gaudium Press) ¿Cuál era la nota distintiva de la Edad Media?

Se podrían mencionar varias, pero el hombre tiene tendencia a encontrar el punto “x”, el punto unum, a partir del cual las cosas se explican.

Esa tendencia a hallar el punto clave, es porque él realmente existe, porque cuando se dice que la Revolución Francesa era el ‘igualitarismo social y el odio al pulchrum aristocrático’, la persona siente que está en posesión del principio del cual partieron todos los horrores del Terror.

Un día preguntaron al Prof. Plinio Corrêa de Oliveira cuál era el punto clave de la Edad Media, a lo que él respondió que era la sacralidad, entendida como el deseo efectivo del medieval de buscar siempre el Supra summum, el auge de lo Maravilloso, donde toda la realidad se encuentra o se podría encontrar con la perfección del Creador.

Ese deseo del medieval era su sueño ansiado, una inclinación que partía de su inocencia natural pero sobretodo era alimentada por la gracia y su estrechísima unión con la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Es ahí, en ese movimiento hacia el Supra summun Maravilloso, que se explican las catedrales, se entiende Notre-Dame, se comprende Chartres, se descubre verdaderamente el secreto de la Saint-Chapelle, se penetra en el espíritu de su autor el Rey de Francia, el Santo.

Santo Tomás era la búsqueda del Supra summum en la teología, la ojiva gótica era la procura de lo Maravilloso en la arquitectura, el sombrero cónico de las doncellas era la punta que iba hacia la Cima desde donde bien se puede contemplar la realidad.

Un día el Dr. Plinio comparaba a San Luis Rey con el virgen Don Sebastián rey de Portugal. Las comparaciones son a veces odiosas, pero nunca en la pluma y mente de Plinio Corrêa de Oliveira.

El uno es canonizado por la Iglesia, el otro no. Sin embargo, el Dr. Plinio afirmaba la superioridad de Don Sebastián, y la atribuía a su virginidad, a su castidad perfecta, que cercaba su figura de “una aureola, de una poesía, de un perfume típico de grandeza que ni el gran rey San Luis ni el gran rey San Fernando de Castilla tuvieron”.

Don Sebastián se había acercado más a ese ideal del Supra summum, de lo perfecto maravilloso, aunque San Luis fue maravilloso también.

***

¿Habrá muerto para siempre ese deseo de lo maravilloso, de la ‘trans-esfera’? ¿Estaremos obligados a ver que el ser humano es solo interés egoísta, deseo de gozo de bajos placeres, a ver al mundo como una cueva de adúlteros y ladrones? ¿Estará Dios ‘condenado’ a arrepentirse de haber creado al hombre…?

Dicen que cuando Gouraud, subalterno del gran general Lyautey, llegó a inicios del S. XX ante la tumba de Saladino, le dio un suave golpe, como para despertarlo de su letargo dominativo y profirió un suave susurro: “los cruzados, hemos vuelto…”.

La Virgen es dueña de la gracia. Si la gracia inspiró a los medievales a construir un reino cercano del encanto y a llegar hasta Jerusalén, ella puede inspirar y construir una nueva civilización cristiana. Algo que no es por lo demás un mero deseo, sino que será una sublime realidad; será el “Retour” de la Virgen, el ‘regreso’ de la Virgen al mundo, profetizado en Fátima cuando dijo “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”.

Por Saúl Castiblanco

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