miércoles, 27 de noviembre de 2024
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El que será el Cardenal más joven de la Iglesia también es exorcista

Mons. Marengo, misionero en Mongolia, participó como conferencista en el XVI Curso de Exorcismo que realiza el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum.

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Foto: Wikipedia

Redacción (16/06/2022 10:27, Gaudium Press) No solo será el Cardenal más joven de la Iglesia, cuando el 27 de agosto en el próximo consistorio de creación de purpurados el Papa le dé el capelo rojo que evidencia su disposición de sufrir el martirio por la causa de la Santa romana Iglesia. También es exorcista desde hace más de 20 años, según lo reporta ReligionEnLibertad.

Hablamos de Mons. Giorgio Marengo, de 47 años, italiano, que actualmente desarrolla su ministerio como obispo misionero en Mongolia, donde solo hay 1.200 católicos. Pocos, muy pocos, en un país donde los chamanes, en número de 10.000, son más que los propios fieles de Cristo.

Mons. Marengo tiene la misma edad de cuando Juan Pablo II fue escogido para Cardenal. Pero él quiere seguir en su misión: “Para mí, vivir esta nueva vocación significa continuar en el camino de la pequeñez, la humildad y el diálogo”, dijo este misionero de la Consolata, cuando conoció que sería Cardenal.

Pero que sea pequeño no significa que no tenga poder, contra el maligno. Mons. Marengo participó como conferencista en el pasado XVI Curso de Exorcismo y Oración de Liberación que realiza el Ateneo Pontificio Regina Apostolorum en Roma, curso al que ya ha asistido como alumno. Su discurso magistral fue “El papel del obispo en el ministerio del exorcismo”, donde habló de la dimensión misionera de esta importante función, tanto en Occidente como en países clásicamente catalogados como ‘de misión’.

Contenido de la conferencia

En esa charla el obispo expresó que es común que “personas no cristianas” pidan al presbítero que los libre de la acción del demonio. Es claro, ellos seguramente ya han percibido el poder del ministro de Cristo contra satanás, y piden su misericordiosa ayuda.

Interesante es el papel que le adjudicó el obispo al demonio en esa conferencia: satanás es “el divisor que se mete en medio para impedir la relación con Cristo”. Contra este papel de divisor, de gran obstáculo, la Iglesia lucha “con la proclamación del Evangelio de Jesucristo y haciéndolo presente a Él en la acción sacramental”.

Pero la lucha no es fácil.

Constató el Obispo que en Mongolia, y por los efectos de la larga tradición chamánica, personas que se están preparando para el bautismo son acosados por el demonio y algunos abandonan el camino de la fe. Y por esto, como ocurría particularmente en los primeros tiempos de la Iglesia, los sacerdotes deben repetir “la actividad de los discípulos de Jesús [que] incluía echar demonios y sacar enfermos”; verdaderamente, el exorcismo “es parte integrante del ministerio encargado por el Resucitado”.

Es claro, la superstición – que hoy no es solo privilegio de países de misión como Mongolia sino que es ‘privilegio’ de todo un mundo neo-pagano – es camino para el dominio del demonio sobre el alma. Entonces “¿cómo hacer con un pasado personal de prácticas supersticiosas?”, se pregunta el neo Cardenal. “El motivo de la condena [de las supersticiones] es siempre el mismo y nos vale también para hoy: estas prácticas suponen una falta de fe, acudimos a ellas para salir de la incertidumbre”, mientras que Cristo “se fía totalmente del Padre” ante la tentación. “Del mismo modo, la humildad de quien cree en Cristo supone fiarse totalmente de Él”, formula el obispo futuro purpurado.

En el auge de las supersticiones, también en Occidente, está que “hemos puesto entre paréntesis al diablo y se ha negado su existencia pero se experimentan sus terribles maquinaciones”, advierte el Obispo.

En la conferencia en el Regina Apostolorum el futuro Cardenal recetó cinco puntos para la lucha contra el maligno:

Cinco puntos

1º “La vía maestra es la oración. Y en ella destacan la adoración eucarística y las diversas formas de devoción mariana”. Ejemplifica con lo que está ocurriendo en Mongolia: “Todo está cambiando tras la difusión de la adoración del Santísimo”. Recomendó el uso de oraciones litánicas con textos alusivos a la sanación, siempre sujetas a las normas litúrgicas.

2º “Ha de hacerse una catequesis adecuada sobre la acción del demonio y cómo hacerle frente”.

3º “Compartir frecuentemente espacios de convivencia donde puedan surgir, en el diálogo, cuestiones de demonología”.

4º Realizar «bien y con coordinación… la celebración del exorcismo cuando sea necesario”, según las normas de la Iglesia. De esta forma, “la Iglesia local tiene la plenitud de la sacramentalidad”.

5º Por último, mejorar “la formación de sacerdotes y religiosos sobre la salud espiritual y la lucha contra el demonio”.

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