sábado, 23 de noviembre de 2024
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Inspirados en satanás…

Por más que los infiernos, no pudiendo destruir la Iglesia, se organicen para sofocarla, jamás impedirán su actuación. La Luz de Cristo permanecerá en ella, con todo su poder y grandeza, aguardando el momento de manifestarse de forma intensa, majestuosa e irresistible.

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Redacción (01/05/2023 08:14, Gaudium Press) Cuentan que el Papa San Pío X, durante una visita a uno de los colegios eclesiásticos de Roma, hizo la básica pregunta de catequesis a los jóvenes estudiantes para el sacerdocio: “¿Cuáles son las notas distintivas de la verdadera Iglesia de Cristo?”

Uno de ellos, rápidamente, respondió que eran cuatro: Una, Santa, Católica y Apostólica.

Ante la sorpresa de éste y los otros estudiantes presentes el Papa le preguntó nuevamente: “¿no hay más que cuarto?”, a lo que respondió el joven seminarista, que: también era Romana.

“Exacto”, le respondió el Santo Pontífice.

“Pero… ¿no falta mencionar otra característica, la más evidente?”

Ante el silencio que se produjo entre ellos, el propio Papa le respondió: “¡Ella es también perseguida! Está ahí la señal de que somos verdaderos discípulos de Jesús”.

Esta característica surge de la incompatibilidad de la doctrina del mundo y la de Cristo. Es lo que nos transmiten los Santos Evangelios: “Si me persiguieron a Mí, también a vosotros os perseguirán” (Jn 15, 20).

Desde antes de nacer el Niño Dios

Las señales de odio y persecución a nuestro Divino Redentor las vemos reflejadas desde su santa niñez, cuando Herodes, en su intento de quitarle la vida, no dudó en asesinar a los niños inocentes. Y, cuando recorremos su vida pública, vemos cómo el odio contra Él fue creciendo hasta llegar al paroxismo de la decisión de matarlo, tras la injusta sentencia de condenación, que lo llevó a su Crucifixión y Muerte.

Después de la Ascensión de Nuestro Señor Jesucristo a los Cielos, en los comienzos de la expansión de la Iglesia, los primeros cristianos fueron víctimas de sangrienta persecución hasta los tiempos del Emperador Constantino: “Seréis aborrecidos de todos a causa de mi nombre”, sufriendo el odio de los hombres, pues: “Será para vosotros ocasión de dar testimonio” (21, 13-17).

A lo largo de los siglos la Historia nos ha presentado el irreconciliable antagonismo -que lo vemos relatado en el Génesis- entre la raza bendita de la Virgen María y la raza maldita de Satanás: “Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia. Esta te aplastará la cabeza, cuanto tú la hieras en su talón” (3, 15).

Cuando nos aproximamos, no a tan lejanos tiempos, son menos de 100 años, en que el mundo vivió varios conflictos anti religiosos, uno de ellos se destaca por características que nos asustan, sobresaltan como los ocurridos en España entre los años 1936–1939. Un verdadero intento de hacer desaparecer la catolicidad en la nación española.

Autores de peso, entre ellos el fallecido Monseñor Antonio Montero Moreno, en su famoso y fundamentado libro “Historia de la persecución religiosa en España”, da cifras espeluznantes de los asesinados durante ese lúgubre período: 12 obispos, 4.184 sacerdotes seculares, 2.365 religiosos y 293 monjas.

A la documentación existente de los horrores ocurridos en esos trágicos años fue lanzado un nuevo libro, que da una visión de conjunto con imágenes fotográficas de la destrucción en iglesias, sus altares e imágenes de Jesús, de la Virgen, de tantos santos -que el autor califica de “martirio de las cosas”- cuando no la profanación del Santísimo Sacramento. “Inspirados por Satanás” es el singular nombre del libro del padre Jorge López Teulón.

¿Exagerado título?, pues, diría: ¿De qué otra forma podría haber calificado a quienes jugaron fútbol con el cráneo de un obispo muerto décadas atrás o quemar el cuerpo incorrupto de San Pascual Bailón, venerado desde el siglo XVII?

Intentaron hacer desaparecer la Cruz…

Intentaron hacer desaparecer la presencia de la Cruz de Cristo en tierras españolas. Y más aún, el odio llegaba a tal que destrozaban los valiosos órganos o las campanas, bien sentían los perseguidores que la sagrada música que emana del órgano y los sonidos de las campanas eran como la voz de Dios penetrando en los corazones, por eso, había que destruirlos.

De esos mártires, 2.053 fueron canonizados a los días de hoy. Fue en junio del año pasado que el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, presidiendo en la catedral de Sevilla la misa de beatificación de una nueva “comitiva de mártires”, resaltando la figura de una de ellos, Sor Ascensión de San José, luminosa figura de mujer, que -junto a otras- fue cruelmente torturada, le pidieron que blasfemara y pisoteara el Crucifijo, se negó…y le destrozaron el cráneo. No renegó de la fe. Al contrario, murió alabando a Cristo Rey y al Santísimo Sacramento. En una de las mayores persecuciones de la Historia, testimoniaron la fe, los crucificaron como a Cristo y como prácticamente lo fuera con los apóstoles. Vemos allí esa característica de la Santa Iglesia: perseguida.

¿Y en los días de hoy?, preguntará alguno. Suenan a nuestros oídos -ya un poco cansados de tanta hipocresía- palabras de paz, tolerancia, pluralidad, ecumenismo, misericordia… Pero, más terrible “suenan” noticias de persecución religiosa en los más variados lugares del mundo, lamentablemente poco difundidas en los medios de comunicación.

La conocida Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre destaca en un estudio realizado, las graves amenazas que afrontan los cristianos. En gran parte de África los cristianos son asesinados, sus iglesias son atacadas y sus pueblos arrasados. Informes calculan hasta 7.600 cristianos nigerianos fueron asesinados entre enero de 2021 y junio de 2022. Si fuera sólo en África, también del Medio al Extremo Oriente. En los Estados Unidos los actos de vandalismo contra la Iglesia Católica sumaron 300 desde la primavera del 2020, tres históricas iglesias fueron quemadas hasta sus cimentos. En Francia se calculan 900 actos de vandalismo y profanación de iglesias cada año. Por ejemplo, en Burdeos, la iglesia del Sagrado Corazón fue pintada con grafitis como: “Gracias Satanás” o “Llévame contigo”, en marzo de este año.

En España, ya alejada de la cruenta persecución de los años 36-39, un hecho entristeció a los católicos de ese país durante la Semana Santa. En la cadena TV3, en una parodia, aparecía una humorista disfrazada de Virgen del Rocío con una muñeca en brazos, haciendo -además- alusiones de bajo tenor sobre la Virgen, junto a otros presentadores.

Todos estos tristes acontecimientos no deben llevarnos al desaliento. La Santa Iglesia, será, no apenas invencible sino siempre triunfante. Recordemos las palabras de su Divino Fundador: “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16, 18). Bien afirmaba el Fundador de los Heraldos del Evangelio que: “Por más que los infiernos, no pudiendo destruirla, se organicen para sofocarla, jamás conseguirán impedir su actuación. Y sean cuales fueran las apariencias, la Luz de Cristo permanecerá en su Esposa con todo su poder y grandeza, aguardando el momento de manifestarse de forma intensa, majestuosa e irresistible”.

(Publicado originalmente em La Prensa Gráfica de El Salvador, 30-4-2023)

Por el P. Fernando Gioia, EP

www.reflexionando.org

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