domingo, 24 de noviembre de 2024
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Ecuador: Arzobispo de Quito convoca a un “Año de la Eucaristía”

Monseñor Alfredo Espinoza Mateus, Arzobispo de Quito y Primado de la Iglesia en Ecuador, anunció la convocatoria de un “Año de la Eucaristía” que comenzará el 8 de septiembre.

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Redacción (01/09/2023 11:48, Gaudium Press) Mons. Alfredo Espinoza Mateus, Arzobispo de Quito y Primado de la Iglesia en Ecuador, anunció la convocatoria de un “Año de la Eucaristía” que comenzará el 8 de septiembre de este año, fiesta de la Natividad de María, y finalizará con la Misa de Clausura del Congreso Eucarístico Internacional, el 15 de septiembre de 2024.

“La Eucaristía (…) es el corazón mismo de la vida cristiana. Sin Eucaristía no hay vida cristiana. Sin Eucaristía no hay Iglesia. Sin Eucaristía ninguno de nosotros hubiéramos conocido el amor que Dios nos tiene y el lugar único que cada uno ocupa en el corazón de Dios”, escribe Monseñor Alfredo Espinoza Mateus, Arzobispo de Quito y Primado de la Iglesia en Ecuador en una carta circular dirigida a los sacerdotes, religiosos, religiosas, movimientos eclesiales, catequistas y fieles en general de la Iglesia en Quito, con la cual convoca al Año de la Eucaristía, que comenzará el 8 de septiembre de este año, fiesta de la Natividad de María, y finalizará con la Misa de Clausura del Congreso Eucarístico Internacional, el 15 de septiembre de 2024.

Una catequesis más intensa acerca de la Eucaristía

En ese sentido, Monseñor Espinoza Mateus señala que este Año de la Eucaristía, “exige, en un primer tiempo, una catequesis más intensa acerca de la Eucaristía, especialmente a través del estudio de las catequesis Eucarísticas del Papa Francisco que ha hecho en su Pontificado y también del documento base del Congreso Eucarístico”. Este estudio, afirma el Arzobispo de Quito, “debe llevarnos a examinar y cuestionar nuestras maneras de celebrar la Eucaristía, muchas veces deformada por influencias protestantes o pietistas. Es urgente, en todas partes, desde la capilla más humilde hasta la basílica más majestuosa, que reaprendamos a celebrar la Eucaristía de una manera cada vez más digna y que fomentemos una adoración cada vez más ferviente del Misterio Eucarístico”.

La Eucaristía nos hace santos

Asimismo, el Primado de la Iglesia en Ecuador exhorta a no olvidar que, “toda celebración Eucarística está en función de vivir en Cristo” y que se debe “cuidar el movimiento que va de la Eucaristía celebrada a la Eucaristía vivida: del misterio creído a la vida entregada. Ahí radica la ‘santidad’. La Eucaristía nos hace santos”. Monseñor Espinoza Mateus recuerda que no puede existir santidad que no esté basada en la vida Eucarística, como nos lo enseña el testimonio de muchos hermanos y hermanas cuya santidad ha florecido en Ecuador. Por ello, “atender estos aspectos debe ser el desafío, la tarea y el compromiso de cada uno de nosotros, de cada comunidad cristiana a lo largo no solo de este año sino de toda nuestra vida”.

Guiados por María, la mujer Eucarística

“Este ‘Año de gracia’ tendría un resultado significativo”, afirma el Arzobispo de Quito, si el fruto “fuera avivar en todas nuestras comunidades cristianas la digna celebración de la Misa dominical, incrementar la ferviente adoración Eucarística fuera de la Misa, y multiplicar sin desfallecer nuestra preocupación y nuestra acción en favor de los heridos de este mundo”. “Sin embargo, no lo dudo, Dios nos sorprenderá y, haciéndonos salir de nuestra mediocridad, nos mostrará proyectos más ambiciosos”. En este sentido, Monseñor Espinoza Mateus pide no olvidar a la Virgen María: “Tenemos que dejarnos ‘educar por María, la mujer Eucarística’”.

El “santo pretexto” para renovar nuestra vida

Finalmente, el Arzobispo de Quito expresa su alegría y entusiasmo por el regalo de Dios, a través del Papa, de ser sede del próximo Congreso Eucarístico Internacional. “El Congreso no es un evento que se celebrará en septiembre del próximo año; el Congreso debe habitar ya nuestro corazón y nuestra oración, y debe ser el ‘santo pretexto’ para que nuestra vida y nuestra pastoral sean renovadas por la presencia del Señor, cuyo amor apasionado se hace presente en la historia de la humanidad cada vez que, reunidos alrededor de la misma mesa, dejamos que nuestras heridas sean sanadas por sus heridas”. (Con informaciones de Vatican News)

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