¿Qué tiene que ver la formación de los jóvenes con una celebración del último día de octubre, Halloween?
Redacción (31/10/2023, Gaudium Press) No pretendemos aquí investigar el origen de la fiesta de Halloween, ni si tal celebración alguna vez tuvo tal o cual significado. Algunos dicen que es la pre-celebración del Día de Todos los Santos, catolicizado por la Santa Iglesia Romana de las fiestas celtas; otros, que tuvo su origen directamente en el culto al diablo para afrontar la celebración cristiana del 1 de noviembre.
Costumbre de volverse horrible
Eso ya no nos importa a nosotros, sino la fiesta que se celebra actualmente. Para Halloween, la costumbre es ponerse horrible. Ya sea en honor a las películas y series de terror, o para ilustrar la celebración de las brujas que, tal como nos las representan, eran todas deformes y llenas de accesorios salvajes. En la práctica, el objetivo es conseguir un grado inmenso de anti-naturalidad: hay colores oscuros, deformaciones por maquillaje y objetos sospechosos.
Por eso, Halloween celebra lo feo, lo antinatural, lo emplumado. En un día normal, en cualquier otra semana del año, aparecer con un corte en la cara que va de arriba a abajo es terrible, y muchos seguramente sentirán pena y se compadecerán del chico. Sin embargo, en Halloween ocurre todo lo contrario: cuanto mayor es el corte, mayor es la admiración y las felicitaciones. En el campo de las ideas no hay ninguna que sea reprobable. Pero ¿qué pasa con las tendencias? ¿Cómo quedan los jóvenes que ven así que ir más allá de lo natural es felicitado, como si fuera un secreto rebelde que no se cuenta en sociedad? ¿O para el pequeño que soñó con príncipes y hadas, y al ver el esqueleto se da cuenta de que no hay repulsión ni alienación?
¿Puede ser lo malo, lo feo, una opción?
La formación de los jóvenes depende principalmente de las tendencias. Y cuando el mal tiende a ser celebrado, cuando lo feo se convierte en punto de honor, algo se desordena en el alma de la juventud: ¿está permitido lo vil? ¿Podría ser lo malo, lo terrible, una opción? Por supuesto, celebrar Halloween no convierte a una persona en un ser malo, pecador, destinado al infierno; sino más bien que, el hecho de que la sociedad permita que se normalice esta fiesta, muestra cuán enfermizas son las tendencias hacia lo feo en la comunidad humana.
Seamos cristianos en cuerpo, alma y mente, y sepamos aumentar en nuestros hogares, en nuestros círculos sociales, las tendencias hacia lo bello, y no hacia lo feo, porque sólo así habrá mayores márgenes para las buenas ideas y para lo bueno en general. Esto es lo que debemos pedir a Nuestra Señora y a todos los ángeles del Cielo a finales de octubre.
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