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Ayer el Papa se dirigió a los fieles en la Plaza de San Pedro, ya recuperado de la infección pulmonar que lo aquejó en los últimos días.
Redacción (11/12/2023 05:59, Gaudium Press) En el Ángelus de ayer, en la Plaza de San Pedro y hablando de viva voz, el Papa Francisco comentó las lecturas del día que tratan del Precursor, la “voz que clama en el desierto”, San Juan Bautista.
Es el desierto “un lugar de silencio y esencialidad” en el cual “no puede permitirse entretenerse con cosas inútiles, sino que es necesario concentrarse en lo que es indispensable para vivir”, dijo Francisco. Un lugar que favorece el silencio, la oración, el deshacerse de palabras vanas.
Pero en ese ‘desierto’ hay una voz que clama. Una voz que debe madurar en el silencio, para expresar lo que madura en lo interior, lo que ha madurado por la escucha, lo que es sugerido por el Espíritu Santo.
San Juan Bautista inicia su misión después de haber vivido en el desierto, pues la potencia profética de su voz “está ligada a la autenticidad de su experiencia y a la limpidez de su corazón”.
Francisco invocó a María, Virgen del silencio, para que “nos ayude a amar el desierto, para convertirnos en voces creíbles que anuncian a su Hijo que viene”.
Con información de Vatican News
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