viernes, 22 de noviembre de 2024
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La Revolución Anti-cristiana estalló porque hubo una retracción de la Sacralidad

Más perjudicial incluso que la Revolución Tendencial fue el menguamiento de la Sacralidad, según el pensamiento de Plinio Corrêa de Oliveira.

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San Luis Rey se casa con Margarita de Provenza. Vitral en la Catedral de San Luis, Blois, Francia

Redacción (03/01/2024, Gaudium Press) En nota anterior, habíamos abordado el importante asunto de la Sacralidad, siempre tras las huellas de la doctrina del prof. Plinio Corrêa de Oliveira.

Leer también: Sacralidad: núcleo de la Civilización Cristiana, gran enemigo de la Revolución

Habíamos hecho una aproximación a la definición de Sacralidad, diciendo que era una “presencia sensible de Dios en el Orden Creado”, es decir, algo era sacral cuando permitía percibir la huella de Dios y su ligación con Dios, desde un pavo real desplegando su cola multicolor, hasta un eximio burgomaestre cumplidor de sus deberes y que en sus exterioridades manifestara la dignidad de su cargo.

Asimismo habíamos deslindado los conceptos de sagrado y de sacral, del tal manera que se mostraba que puede haber cosas sagradas pero no sacrales (v. gr. una custodia arrevesada ideada por un fanático del arte moderno), así como puede haber cosas no sagradas y sí sacrales, por ejemplo una solemne sala civil, el Big Ben, un traje de matrimonio bello y recatado, etc. Sacral era San Luis Rey, sacral es su antiguo Louvre, sacrales son los dos campesinos del Ángelus de Millet que concluyen su jornada agradeciendo al Creador: en todos ellos es perceptible la huella del Creador.

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El Ángelus de Millet

Evidentemente, también hay seres sagrados y sacrales, y seres no sagrados y no sacrales.

Recalcábamos igualmente que el hombre de la Civilización Cristiana encontraba la alegría de la vida en el contacto con lo sacral: él buscaba lo sacral, producía lo sacral, sus deleites no eran meros deleites de los sentidos o del alma sino que eran deleites sacrales, es decir, deleites que de forma consciente o subconsciente tenían como punto de mira al Creador, sea la contemplación de un armiño, criatura de Dios, la asistencia a un bautizo donde nacían hijos de Dios, hasta la degustación de un jabalí, ser ofrecido a los hombres por Dios.

Pero llegó la Revolución…

En esa nota, también recordábamos que el Dr. Plinio afirmaba que al menos concomitantemente con lo que él llamaba Revolución Tendencial (esa perturbación de las pasiones que precede a la Revolución en las Ideas y la Revolución en los Hechos), el proceso de la Revolución Anti-Cristiana inclu un ataque a la Sacralidad, de tal manera que las personas podían seguir apreciando por ejemplo una solemne ceremonia matrimonial, pero empezaban a hacerlo más por las bellas exterioridades que por la ligación que estas tenían con la Divinidad, algo que iba tornando huecas esas bellas exterioridades, y les quitaba su principal fundamento favoreciendo su desaparición. Era un ataque, un cortar con el fundamento metafísico y divino de las bellas exterioridades sacrales.

Es claro que lo anterior es esquemático y que en la realidad las cosas se iban dando de forma muy sutil, no necesariamente lineal.

El decrecimiento del fundamento divino de las exterioridades sacrales también fue paulatino, e incluso podía tener idas y venidas: por ejemplo un hombre en quien las verdades de la fe hubiesen menguado, al asistir una ceremonia de coronación de un rey de Francia en Reims podrían revivir, ayudado por la gracia. O también eran posibles los caminos a la hijo pródigo: No fue sino hasta que el literato Huysmans asistió a una ‘misa’ satanista, que entonces recibió el golpe asustador que iniciaría su reconducción a la fe.

Entre tanto, y aunque Dr. Plinio hablase de la concomitancia de la explosión de la Revolución Tendencial (y su consecuente desatar del orgullo y la sensualidad) junto al menguamiento de la Sacralidad, también el Dr. Plinio decía que el punto clave era la disminución de la Sacralidad: sin ese retroceso David no hubiera pecado con la mujer de Urías, Salomón no hubiera prevaricado.

Si David hubiese conservado en su auge la noción sacral de su condición de rey del pueblo elegido, la tentación de apropiarse de una mujer a la que no tenía derecho hubiese chocado contra la muralla de esta Sacralidad; su arrepentimiento puede ser definido como una reconducción a la Sacralidad. Si Salomón, encarnación de la Sabiduría, hubiese conservado la noción sacral de lo que significaba ser rey-representante de Dios junto al pueblo del propio Dios, no se hubiera sumergido en el lodazal de la sensualidad como lo atestigua la Escritura.

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Rey David

Efectivamente, Dr. Plinio en otra de sus frases memorables que ciertamente servirán de fundamento de los siglos futuros, afirmó un día que al inicio de la Revolución Anti-cristiana que carcome desde el fin de la Edad Media la civilización occidental “no hubo apenas una explosión de orgullo y sensualidad. Hubo también una concomitante retracción de la sabiduría [ndr.: Dr. Plinio definía Sacralidad como la fina punta de la Sabiduría]. Sin ella esa explosión no habría comenzado, y comenzando, no habría vencido” la tentación al orgullo y la sensualidad.

Por eso, el combate a la Revolución anti-Cristiana no puede ser solo un combate en los Hechos, en las Ideas, incluso no se puede limitar a las Tendencias (represión del orgullo y la sensualidad en las artes, los ambientes y las costumbres), sino que debe incluir la instauración de la Sacralidad:

Al varón o a la civilización tentada “se le debe decir ‘huya de las ocasiones’, es claro. Pero se le debe decir una palabra mucho más preciosa y mucho más alta: ‘entusiásmate con la sabiduría [sacralidad], ámala por donde ella te manda no hacer eso, y detesta lo que ella te manda detestar en tus actos”. (Reunión Dr. Plinio 10/06/1967)

Son tan importantes las nociones anteriores, que el Dr. Plinio afirmaba que merecerían otro ensayo al estilo de su glorioso escrito Revolución y Contra-Revolución, y que no las había incluido ahí porque hubiese tenido que extenderse demasiado en consideración a los límites que se había impuesto.

Pero ya va siendo hora –en el momento en que el interés por la vida y el pensamiento del Dr. Plinio aumentan en muchas partes– que el mundo vaya conociendo estas doctrinas, fundamentales para una verdadera y adecuada Contra-Revolución, según fue ideada y querida por el Dr. Plinio.

Seguiremos profundizando, más al vivo, en las nociones de Sacralidad y Anti-sacralidad, si Dios lo permite.

Por Saúl Castiblanco

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