viernes, 22 de noviembre de 2024
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Papa: La alegría de las mujeres que encontraron a Jesús es el inicio de una historia

En el Regina Coeli de este lunes de pascua, Francisco resaltó que somos partícipes de la alegría de las mujeres al encontrar a Cristo.

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Foto: Screenshot Vatican Media

Redacción (01/04/2024, Gaudium Press) Hoy, en Lunes de la Octava de Pascua en el que el Papa rezó ya no el ángelus sino el Regina Coeli, Francisco agradeció los mensajes que le han enviado de Pascua, y deseó que a todos llegue el don de la paz de Cristo Resucitado, especialmente a los más necesitados, como por ejemplo las poblaciones devastadas por la guerra, el hambre y cualquier forma de opresión.

Hoy, lunes de la Octava de Pascua, el Evangelio (cf. Mt 28,8-15) nos muestra la alegría de las mujeres por la resurrección de Jesús: ellas, dice el texto, salieron del sepulcro con ‘gran alegría’ y ‘fueron corriendo a contarlo a sus discípulos’ (v. 8). Esta alegría, nacida del encuentro vivo con el Resucitado, es una emoción desbordante, que las impulsa a difundir y contar lo que han visto”, expresó el Pontífice.

Nosotros, desde el bautismo, somos también partícipes de la alegría de la Resurrección y podemos encontrarnos con el Resucitado. Cristo Resurrecto también nos dice “¡No teman!” Y si Jesús nos dice que no temamos, no podemos caer en la desesperanza, renunciando a la alegría de la Pascua.

Por el contrario, debemos alimentarnos de la alegría de Jesús, alegría que podemos alimentar día a día encontrando al Resucitado. Lo encontramos en la Eucaristía, en su perdón, en la oración y en la caridad vivida, anunciándolo, dando testimonio. Anunciemos esta alegría, exaltó Francisco, dando testimonio de ella. Porque la alegría, cuando se comparte, aumenta.

Las mujeres que se encontraron con el Señor compartieron su alegría, porque la resurrección de Jesús no es sólo una noticia maravillosa o el final feliz de una historia, sino algo que cambia nuestras vidas por completo y para siempre.

Es la victoria de la vida sobre la muerte, de la esperanza sobre el desánimo. Jesús ha traspasado la oscuridad de la tumba y vive para siempre: su presencia puede llenar todo de luz. Con Él cada día se convierte en la etapa de un viaje eterno, cada ‘hoy’ puede esperar un ‘mañana’, cada final un nuevo comienzo, cada instante se proyecta más allá de los límites del tiempo, hacia la eternidad”.

Con información de Vatican News

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