viernes, 22 de noviembre de 2024
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El Papa analizó las virtudes teologales, en la audiencia general

Concluido el análisis de las virtudes cardinales, Francisco pasó al de las teologales.

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Foto: Screenshot Vatican Media

Redacción (24/04/2024 12:55, Gaudium Press) En su secuencia de las catequesis sobre las virtudes, en las audiencias generales, hoy Francisco trató de las virtudes teologales, después de haber hablado sobre las cardinales, justicia, fortaleza, templanza, prudencia.

Las virtudes teologales —fe, esperanza y caridad— que “caracterizan la vida de los cristianos” y son “prenda de la presencia y de la acción del Espíritu Santo” en ellos.

Las virtudes teologales son “una asistencia especial del Espíritu de Jesucristo”. Son llamadas teologales “en cuanto que se reciben y se viven en relación con Dios.

El Papa citó la definición que el Catecismo da de ellas: “Las virtudes teologales fundan, animan y caracterizan el obrar moral del cristiano. Informan y vivifican todas las virtudes morales. Son infundidas por Dios en el alma de los fieles para hacerlos capaces de obrar como hijos suyos y merecer la vida eterna. Son la garantía de la presencia y la acción del Espíritu Santo en las facultades del ser humano” (n. 1813).

La presencia del Espíritu Santo en el alma, hace que el cristiano, además de ser héroe, sea discípulo: “Hacen el bien no por un esfuerzo titánico de compromiso personal, sino porque, como humilde discípulo, camina detrás del Maestro Jesús”.

Antídoto contra la autosuficiencia

Las virtudes teologales son el gran antídoto contra la insuficiencia:

“¡Cuántas veces ciertos hombres y mujeres moralmente irreprochables corren el riesgo de volverse engreídos y arrogantes a los ojos de quienes los conocen! (…) La soberbia es un veneno poderoso: basta una gota para echar a perder toda una vida marcada por la bondad”, dijo el Pontífice.

El Papa resumió la labor de las virtudes teologales. “Si hemos perdido la confianza, Dios nos reabre a la fe; si estamos desalentados, Dios despierta en nosotros la esperanza; si nuestro corazón está endurecido, Dios lo ablanda con su amor”.

Con información de Vatican News

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