sábado, 23 de noviembre de 2024
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San Mauricio, comandante de la aguerrida Legión Tebana, sirvió a Dios antes que al emperador

Por no adorar al demonio, el emperador Maximiano masacró a unos de sus mejores guerreros, la Legión Tebana.

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Redacción (22/09/2023 08:47, Gaudium Press) Hoy conmemoramos a San Mauricio y sus compañeros mártires.

Era emperador Maximiano, quien regió Roma desde el 286 hasta el 305. Era uno de los tetrarcas que gobernaban el imperio, compartiendo esa dignidad con el de muy infeliz memoria Diocleciano, uno de los mayores perseguidores de los cristianos, pero el último de estos emperadores persecutores.

Maximiano pasó su vida en batallas. Unos de sus principales enemigos eran los galos, a quienes finalmente venció, pero no le fue fácil.

Para triunfar en este empeño llamó a la legión Tebana, que así se le llamaba pues su origen fue en Tebas, Egipto, es decir de origen africana.

San Mauricio era el comandante

Narra la tradición que el comandante (Primicerius) de esta legión era Mauricio, noble general, que fue convocado desde el África para hacer frente a estos galos bagaudos, fieros guerreros. Pero más valientes eran los tebanos, quienes los enfrentaron con éxito. Hasta el infeliz día en que al emperador se le ocurrió que quemaran incienso a los dioses, cosa imposible de hacer para muchos de los tebanos que ya eran cristianos y que tenían como único Dios al Dios verdadero, a Jesucristo, el Hijo de Dios.

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Ante la primera negativa de incensar a los demonios, la legión tebana fue diezmada, ciertamente con la esperanza de que los que restaban, apavorados, renegarían de su fe. Pero esto no ocurrió, y por ello fueron finalmente martirizados todos. Esta masacre ocurrió por vuelta del año 287, es decir, poco después del ascenso al poder de Maximiano. (Qué terrible ser recordado por la posteridad, casi solo por haber masacrado a sus propios soldados por su fe cristiana…)

Conserva la tradición la respuesta de San Mauricio al Emperador, cuando le fue requerido que adorase a quien no podía: “Somos soldados tuyos, pero también siervos de Dios”. Versión militar romana del dictado de la Escritura: “Tenemos que obedecer a Dios antes que a los hombres”.

En el lugar donde esto ocurrió, en Agaunum, hoy se erige la abadía de San Mauricio, en Suiza.

Con información de la Enciclopedia Católica

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