martes, 03 de diciembre de 2024
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Las implicaciones de la renovación del acuerdo China-Vaticano

El acuerdo ha sido prorrogado por 4 años. Es la tercera prórroga.

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Foto: runningchild en Unplash

Redacción (24/10/2024 09:28, Gaudium Press) Hace dos días la Santa Sede anunció la prórroga, esta vez por cuatro años más, del acuerdo sino-vaticano, cuyo texto, aunque se haya especulado mucho, continúa siendo secreto. Sin embargo, se afirma que la esencia del mismo radica en el sistema de nombramiento de obispos en la China, en el que el gobierno comunista tendría gran incidencia, a la manera del patronato de los antiguos reinos católicos.

El comunicado que anunció la prórroga, que es la tercera renovación de este acuerdo, era muy escueto:

La Santa Sede y la República Popular China, en vista del consenso alcanzado para una fructífera aplicación del Acuerdo provisional sobre el nombramiento de obispos, tras las oportunas consultas y evaluaciones, han acordado prorrogar su validez por otros cuatro años, a partir de la fecha de hoy.

La parte vaticana mantiene su intención de continuar el diálogo respetuoso y constructivo con la parte china, para el desarrollo de las relaciones bilaterales en vista del bien de la Iglesia católica en el país y de todo el pueblo chino.

Entre tanto, las críticas a ese acuerdo se mantienen, de diversos tipos.

Una buena parte de ellas va hacia lo que se ha llamado el proceso de ‘sinización’ de las religiones en el gigante asiático, que ha sido calificado por muchos como la revisión de todas las religiones para que acepten antes que nada los postulados, estructuras y directrices del comunismo chino.

Leer también: China avanza en la sinización religiosa: Cristo y la Virgen reemplazados por Xi Jinping

Otro grupo de críticas va dirigida a que el acuerdo termina siendo una mordaza a cualquier crítica y un apoyo tácito a un régimen que sigue ostentando de manera altanera su carácter dictatorial, estilo que se sigue manifestando contra los católicos que no están oficialmente inscritos en los listados oficiales del régimen. Hacia ellos no se aplica la libertad religiosa, y se les sigue persiguiendo, como se manifiesta por ejemplo en el encarcelamiento de Mons. Peter Shao Zhumin, a inicios de año.

También se afirma que el régimen comunista ya ha pasado por encima de ese acuerdo, y que ha sido él solo que en abril de 2023 ha designado un obispo, el actual obispo de Shangai, Mons. Joseph Ben Shin. Este obispo ha sido, desde el 2022, presidente de la no reconocida por el Vaticano Conferencia de los Obispos Católicos Chinos. En su momento el Vaticano manifestó su “sorpresa” y su “pesar”, pero posteriormente Francisco ratificó ese nombramiento, buscando el bien de los católicos, según se afirmó.

Otro grupo de críticas se orienta hacia las implicaciones ‘geopolíticas’ del acuerdo, manifiestas por estos días. Xi Jinping ha puesto recientemente a su ejército en estado de guerra, lo que los analistas interpretan como una posible intervención sobre Taiwan, que Jinping considera como mera oveja que debe volver al redil. Desde hace tiempo las fuerzas armadas chinas han realizado incursiones violando el espacio aéreo, además de maniobras en el estrecho que separa China de la isla.

La Santa Sede mantiene una representación diplomática en Taiwán, pero se teme en Taiwán que ellos sean sacrificados en el altar de las relaciones diplomáticas con Beijing.

Los EE.UU. también han hecho saber a la Santa Sede, los peligros que ven en la legitimación moral de un régimen como el chino. Y también se consideran los graves peligros de una eventual invasión china a Taiwán.

Por su parte, fuentes vaticanas han destacado que el acuerdo ha permitido el nombramiento coordinado de 9 obispos.

Con información de Corriere della Sera.

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