La sorpresa no es solo por los números, o por el crecimiento exponencial, sino porque es sabida la amenaza que pesa sobre aquellos que abandonan el Islam para abrigar la creencia en Cristo.
Redacción (13/02/2025, Gaudium Press) Los datos no dejan de impactar, incluso para los especializados en temas religiosos: las conversiones desde el Islam al cristianismo (en todas sus expresiones) han aumentado de 200.000 en la década de los 50’s del siglo pasado, a 10 millones en la década de 2010, según se desprende de un estudio realizado por investigadores de Texas y Singapur.
La sorpresa no es solo por los números, o por el crecimiento exponencial, sino porque es sabida la amenaza que pesa sobre aquellos que abandonan el Islam para abrigar la creencia en Cristo como redentor, amenaza que en algunos casos es de tipo mortal. Es solo recordar que en países como Arabia Saudita la apostasía puede ser castigada con pena de muerte, en una aplicación radical de la ‘sharia’, la ley islámica. Pero incluso, en lugares donde no pende esta espada de Damocles, a lo menos que se expone el converso ex musulmán es a la muerte social entre los suyos. Sin embargo, ahí están los números, a pesar de los riesgos.
Es claro que estadísticas en estos campos no son enteramente fiables, pues oscilan entre cifras posiblemente algo infladas por el entusiasmo de las comunidades cristianas que reciben, o ex musulmanes que prefieren permanecer discretos. Sin embargo, aunque solo sea una aproximación, el hecho es ya un fenómeno sociológico a estudiar:
Según las estimaciones, los principales países concernidos en estos flujos religiosos son Indonesia (6,5 millones de conversos), seguida de Nigeria (600.000), Estados Unidos (450.000), Etiopía (400.000), Argelia (380.000), Burkina Faso (200.000), Tanzania (180.000), Bangladesh (130.000), Irán (100.000), Camerún (90.000), Kenia (70.000) y Arabia Saudita (60.000). Hay que añadir el caso de Georgia, donde toda una provincia (Adjara), poblada por 400.000 personas, se ha convertido a la religión ortodoxa.
El fenómeno también está siendo significativo en Francia, donde el 5% de bautismos católicos de adultos son de antiguos musulmanes, y esto sin contar las conversiones al catolicismo de evangélicos que primero habían sido musulmanes, y que se destacan por ser de los más fervorosos, hasta incluso convertirse en propagadores del catolicismo.
En 2021, un informe del grupo de expertos ECLJ (Centro Europeo para el Derecho y la Justicia) proponía una ventana de entre 4.000 y 30.000 personas en Francia, como el número de musulmanes que se han convertido al cristianismo.
David Garrison, en su libro A Wind in the House of Islam (Un viento en la Casa del Islam-2014) llega a afirmar que hoy por hoy hay más conversiones al cristianismo desde el Islam que en ninguna otra época histórica, entendiendo por Casa del Islam el conjunto de 49 países donde el musulmanismo es mayoritario.
Él hace un recuento de lo que llama “movimientos” hacia el cristianismo, y reporta 2 en el S. XIX —uno en Etiopía gracias a Sheikh Zekaryas, un musulmán converso, y el otro en Indonesia gracias a un evangelista local: Radin Abas Sadrach, “el apóstol de Java”— 11 durante el siglo XX y 69 en el XXI para un total de 82 movimientos hacia Cristo a lo largo de la historia.
¿Qué está pasando?
El por qué del fenómeno resta aún un terreno por explorar, pero ya se alude a la globalización que permite también la globalización de la evangelización, o el fin de la Guerra Fría que abrió campos que hasta entonces estaban vedados. Pero no se debe descuidar el elemento fundamental, la gracia: no son pocos los testimonios de conversos que hablan de apariciones de Cristo o la Virgen en sueños.
Un caso particular de estudio es el de Indonesia, donde incluso algunos temieron que el país dejara de ser una nación de mayoría islámica en 2035. Si bien esta preocupación parece exagerada, el hecho es que las conversiones masivas en el país comenzaron ya en 1965, después de un fallido intento de golpe de Estado por parte del Partido Comunista y las milicias islámicas involucradas en masacres de inocentes. Observación objetiva: si bien el archipiélago también está poblado por hindúes, budistas y confucianos, el cristianismo se ha convertido en la segunda religión nacional, con 36,6 millones de seguidores, en una nación de 121 millones de personas.
Pero el movimiento hacia el cristianismo no es solo en países como este donde se tolera la religión cristiana: Estados tan encerrados como Irán están igualmente sacudidos por este aliento cristiano: según Todd Nettleton, de la revista The Voice of the Martyrs, en “un país con una de las tasas más altas de drogadicción […], plagado de corrupción […], donde más de la mitad de la población vive por debajo del umbral de la pobreza”, cerca de un millón de personas han dado la espalda al Islam para unirse al cristianismo, aunque la represión puede ser extremadamente dura.
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