Entre encajes y silencio, la mujer de mantilla mantiene viva en España una tradición cargada de fe y elegancia.
Redacción (16/04/2025 11:07, Gaudium Press) La mantilla, junto al mantón de Manila: complementos más que representativo de la vestimenta de muchas damas, casi parte de la identidad nacional de España. Delicada pieza de encaje que adorna el cabello en contextos religiosos o festivos, habitualmente acompañada por una peineta. Maravillosa. Más allá de su vínculo con el luto y la religiosidad, la mantilla simboliza elegancia, tradición y poderío femenino.
Aunque muchos la asocian a generaciones pasadas o al papel de madrina en las bodas, es importante aclarar que este accesorio ha sido reivindicado por figuras tan icónicas como la Duquesa de Alba o Jackie Kennedy. Incluso algunas mujeres más ‘modernas’ la han utilizado con estilismos más ‘sofisticados’, mostrando que las bellas tradiciones tienen cabida en la moda contemporánea.
¿De dónde surgió la mantilla?
El origen de la mantilla se remonta al siglo XVII, cuando se utilizaba como paño para cubrir la cabeza y parte del rostro. Esta costumbre, influenciada por la presencia musulmana en la península, se mantuvo especialmente viva en regiones como Cádiz, donde aún se conserva en trajes típicos como el de la llamada Cobijada de Vejer.
Pero la mantilla no siempre fue bien vista. En ciertos periodos fue prohibida en espacios públicos como los Jardines del Buen Retiro —en Madrid—, donde vigoraba un código de vestimenta determinado. Con la llegada de la moda francesa, la vestimenta tradicional perdió cierto protagonismo entre las élites, aunque surgió una corriente contraria, el majismo, que defendía lo castizo como forma de resistencia cultural.
Fue la Duquesa de Alba, ya en el siglo XIX, quien devolvió protagonismo a la mantilla, revalorizándola como símbolo de identidad española. Su cercanía con el pueblo gallego le permitió dar nueva vida a esta prenda, que hoy se diría que es necesaria para configurar un marco completo de la Semana Santa en España.
Llegó Semana Santa
La Semana Santa llegó, y con ella, la Mantilla.
“La mantilla no tiene edad, yo sigo haciéndolo cada año y tengo ya 60 años, todo cambia, pero es bonito mantener las tradiciones”, asegura María Fernanda Sáinz de la Maza, experta en protocolo y relaciones institucionales, —en entrevista realizada por Bulevar Sur— quien ha llevado mantilla durante toda su vida cada Semana Santa. Ella recuerda con cariño el regalo de su madre cuando cumplió 18 años: “Me dijo que guardase la mantilla como oro en paño y que sería una de las prendas de mi ajuar”.
¿Cuándo vestir de mantilla?
La mantilla es una prenda que se usa preferiblemente para actos religiosos y taurinos, y en Semana Santa debe lucirse el jueves y el viernes Santo. El jueves Santo, tradicionalmente, la mujer se viste de mantilla por la mañana para visitar los templos y, por la tarde, acudir a los Sagrarios a rezar. Se establece que no debe usarse para asistir a la madrugada ni para paseos informales.
El viernes Santo también es adecuado vestir de mantilla, tradición que se está recuperando. “La mantilla se pone para acudir a un acto religioso, no para pasearse”, recuerda Sáinz de la Maza, quien explica que se debe llevar por la mañana y retirarla tras los oficios, aunque hoy en día algunas la conservan puesta hasta la noche.
En algunas regiones de Andalucía, las mujeres también forman parte del cortejo procesional vestidas de mantilla, pero en Sevilla no es lo más habitual. Esta prenda también puede verse en otros actos religiosos como coronaciones de vírgenes.
¿Cuándo es adecuado el luto?
La mantilla es símbolo de luto por la pasión y muerte de Jesucristo, por lo que debe llevarse con respeto. Esto significa que no se debe usar con gafas de sol, ni acudir a bares o tapeos mientras se luce. La persona que la viste ha de mantener una actitud recogida y solemne.
El jueves Santo debe observarse luto riguroso, mientras que el viernes Santo el luto debe ser absoluto. Los hombres deben acompañar este protocolo vistiéndose con traje oscuro y corbata negra, y las mujeres, aunque no lleven mantilla, también deben optar por atuendos oscuros y sobrios.
¿Cómo debe ser la mantilla?
Las mantillas pueden clasificarse por su forma o por el tipo de encaje. Entre las formas más comunes están: Mantilla granadina o de toalla, mantilla de pico, manola, rondeña o goyesca, mantilla de casco. En cuanto a los encajes, destaca el chantilly, donde encaje y tul se realizan juntos, con diseños florales y gran delicadeza. Está también el encaje blonda, tul bordado en hilo de seda que resalta sobre la base y termina en ondas conocidas como “punta de castañuela”.
¿Cómo debe ser la peina?
Elemento esencial para sostener la mantilla surgida en España, la peina o peineta debe ser calada, preferiblemente de celuloide o carey y de color oscuro si se acompaña con mantilla negra. En Sevilla, se utiliza mayormente la peina de media teja, de forma semicircular.
“Según la altura de la persona se debe buscar una peina de término medio”, recomienda María Fernanda Sáinz de la Maza.
¿Cómo se coloca la mantilla
La colocación de la mantilla es todo un arte. Debe llegar hasta la corva sin sobrepasarla. Si es de tipo toalla, se dobla por la mitad, se coloca centrada sobre la cabeza, y se ajusta a los hombros con alfileres. Un broche en la parte trasera de la peina ayuda a fijarla.
En el caso de la mantilla de pico, se dobla igualmente por la mitad, dejando que el pico llegue a la nariz antes de tirar hacia atrás y sujetar con alfileres. “El pico admite más fruncidos. El Viernes Santo hay quien prefiere cubrir más la cabeza como señal de luto, pero debe buscarse siempre el equilibrio estético”, dice la experta en protocolo.
¿Cómo deben ser el vestido y los complementos?
El protocolo sugiere llevar vestido mejor que conjunto de dos piezas. Debe ser por debajo de la rodilla, sin escotes, y de tejidos como crepe o satén. Las mangas deben cubrir los hombros, siendo ideales las francesas o largas. Los accesorios también deben seguir una línea sobria. Se está es acompañando a Cristo padeciente y muerto y no en desfile de modas.
Vestir de mantilla en Semana Santa no es solo una elección estética, es un gesto de respeto, fe y memoria. A través de esta prenda, las mujeres en España —especialmente en Andalucía— rinden homenaje a siglos de historia, devoción y simbolismo. Aunque las modas cambien, la esencia permanece. La mantilla sigue siendo un emblema de identidad cultural que une generaciones en torno al recogimiento y la solemnidad de estos días santos.
Con información de ABC de Sevilla y ELLE
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