martes, 13 de mayo de 2025
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¿Hubo un pequeño pentecostés en el cónclave? Hablan los Cardenales Vesco, Collins, Lacroix

Los purpurados intentan explicar la rapidez del cónclave, y se muestran muy tocados con las gracias que ahí se sintieron.

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Cardenal Vesco – Foto: Screenshot BFMTV

Redacción (13/05/2025, Gaudium Press) Desde diversas fuentes bastante autorizadas, se reporta que algo especial ocurrió en el cónclave, una fuerte intervención sobrenatural, que llevó a un consenso rápido hacia la candidatura del Cardenal Prevost. Varios cardenales manifestaron que el cónclave ocurrió con gran serenidad, silencio, espiritualidad y espíritu de oración. Pero también hubo algunas manifestaciones “misteriosas”, de cómo los votos se han convertido en modo masivo al cardenal Prevost en la cuarta votación, como relata el cardenal surcoreano Lazarus You Heung-sik.

Por ejemplo, el Cardenal Jean-Paul Vesco, Arzobispo de Argel, en declaraciones a BFMTV, reportadas el día 10 de mayo, afirma que conoció al Cardenal Prevost hasta las Congregaciones Generales, donde tuvo “la ocasión de descubrir esa personalidad simple, humilde, directa, franca”. Después de la elección de León XIV, ha tenido dos intercambios con el nuevo Papa.

En la entrevista, la periodista que indaga al Cardenal de Argel recuerda al purpurado que, antes del cónclave, él le había manifestado que se encontraba “en una gran serenidad y que [pensaba que] finalmente el consenso iba a manifestarse bastante rápido. Usted ha sido un poco visionario…”, pues la elección fue rápida. Pero, ¿no hubo dudas?

A la anterior apreciación, el Cardenal responde que “no tenía ninguna razón de tener dudas porque yo no tenía ninguna información. Era del orden de la intuición y esa rapidez nos ha sorprendido a nosotros mismos. He aquí que ha ocurrido cualquier cosa que pasó a través de nosotros pero que nos ha también ampliamente sobrepasado. Ya ve, ayer se habría podido estar, si se hubiese estado en una lógica humana, estar aún en cónclave, estar aun intentando mover los peones. Pero de un solo golpe, misteriosamente, el consenso se hizo, ¡ya está!, un voto tras otro, sin que hubiese mediado palabra, sin incluso posibilidades de palabra, incluso sin que haya habido consignas de voto. Y eso nos ha sorprendido. Y aquello que nos ha sorprendido, sobre todo, era la alegría profunda que habitaba nuestro corazón, a todos, a todos”, expresó el Cardenal Vesco.

El periodista quiere indagar más en los recuerdos del Cardenal sobre el cónclave, movido por “el tiempo récord” en que la elección se desarrolló:

La diversidad se expresó bastante, por tanto, en la primera votación, la primera votación sirve para eso. Pues, no es traicionar un secreto, imaginar que de hecho durante las Congregaciones todos los cardenales se expresan. Se escucha una gran diversidad de candidatos posibles. Había un juego extremamente abierto. Había mucho… no había uno que saliese verdaderamente del lote al final de las Congregaciones [Generales]. Y después, pues ella se ha expresado [la diversidad], y después al día siguiente efectivamente, muy rápidamente, ha habido evidentemente un estrechamiento, en fin, eso era normal. Y después ese misterio, sentir que eso es, que todo el mundo estaba ligado al mismo”.

En esa misma línea se han expresado el Cardenal Thomas Collins, Arzobispo emérito de Toronto, el Cardenal Gérald Cyprien Lacroix, Arzobispo de Québec, y el Cardenal Frank Leo, Arzobispo de Toronto, en declaraciones a Global News hace 3 días:

Es una experiencia profundamente emotiva, muy espiritual. Es una oración. Básicamente, cuando nosotros fuimos hasta la capilla sixtina, con el canto de la letanía de los santos…” dice el Cardenal Collins.

Yo fui muy, muy tocado, emocionado, —afirma el Cardenal Lacroix, quien por primera vez participó en un cónclave— y es una gran responsabilidad, pero es una cosa que yo abordé en oración, en oración, preguntando al Señor quien soy yo para ser uno de los 133 que elegiría el Papa, ¿quién soy yo? (…) Los días en que tuvimos las Congregaciones Generales, que escuchamos a cada uno, fue la mitad del día en cada ocasión, por 10 u 11 veces. Pero la otra mitad del día, podíamos estar en silencio si así lo quisiésemos o compartir con otros. Yo empleé bastante tiempo en la capilla rezando y escuchando. Yo no tenía idea por quien iba a votar. No había llegado con un candidato en mente. Quería escuchar y fue aquello que hice. Y finalmente, bien, las cosas fueron yendo y yo me encontré en la posibilidad de lanzar mi voto por aquel que pensaba era ese que el Señor quería. Así, es una experiencia muy emocionante, pero es también una experiencia de fraternidad entre nosotros. Tan diferentes culturas, lenguas, países, situaciones. (…) Y fuimos habilitados a estar juntos, con los corazones en paz, en armonía, respetando la forma de ver las cosas de cada uno, y viniendo juntos de forma rápida. Nosotros elegimos Papa en menos de 24 horas; eso dice alguna cosa. Eso es una gran declaración de como fuimos habilitados a escuchar junto el deseo de Dios, del Espíritu Santo, y usando nuestra inteligencia y aquello que habíamos escuchado, hacer una decisión y llegar [a ello] juntos”, expresa el Cardenal canadiense de Québec.

De hecho, esto confirma aquello que ha comentado el cardenal filipino Pablo Virgilio David: al final de la elección hubo una aclamación general con todos de pie. Y concluye: “Éramos todos con lágrimas en los ojos”. Más una vez se ha probado que el Espíritu Santo sopla donde quiere (Jn 3, 8) y distribuye sus dones como quiere (1 Co 12, 11).

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