jueves, 28 de noviembre de 2024
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Hablan de "libertad" y son cada vez más "esclavos", dice el Papa

Ciudad del Vaticano (Lunes, 16-04-2018, Gaudium Press) Este viernes pasado, el Papa Francisco celebró su misa matutina en la Capilla de la Casa Santa Marta, como ocurre tradicionalmente.

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En la homilía que normalmente hace, Francisco propuso una reflexión sobre la libertad cristiana. Sus palabras fueron basadas en los ejemplos de Gamaliel, Juan, Pedro y del propio Jesús extraídos de la primera lectura, de los Hechos de los Apóstoles, y del Evangelio de Juan sobre la multiplicación de los panes y los peces.

Al final de sus reflexiones el Papa cuestionó a los presentes: ¿Somos libres de seguir a Jesús? ¿Somos libres de las pasiones, de las ambiciones, de la moda?

Libertad: Gamaliel y Pilatos

La libertad de la cual hablamos en este tiempo pascual, inició el Papa, es la libertad de los hijos que Jesús nos dio «con su obra redentora».

La primera persona libre sobre la cual nos hace reflexionar la Liturgia es Gamaliel, el doctor de la ley fariseo que, en los Hechos de los Apóstoles, convence al Sanedrín de liberar a Pedro y Juan de la prisión por haber curado a un paralítico, dijo Francisco.

El Pontífice explicó que él era un «hombre libre, piensa de cabeza fría, los hace raciocinar», los convence de que «el tiempo hace su trabajo»:

«El hombre libre no tiene miedo del tiempo: deja a Dios actuar. Da espacio para que Dios actúe en el tiempo. El hombre libre es paciente. Y este hombre era un judío -no era cristiano, no reconoció a Jesús Salvador- pero era un hombre libre. Formula su pensamiento, lo ofrece a los otros y es aceptado. La libertad no es impaciente».

Pero, para Francisco, Pilatos pensó con cabeza fría y percibió que Jesús era inocente. «Pero no consiguió resolver el problema, porque no era libre, estaba preso a la promoción» personal, «faltaba a él el coraje de la libertad porque era esclavo del arribismo, de la ambición, de su éxito».

Libertad: Pedro y Juan

Continuando sus palabras, el Papa habló de la libertad de Pedro y Juan, «que habían curado al paralítico y ahora estaban delante del Sanedrín». Al final, el Sanedrín los libera, pero los hace flagelar, aunque inocentes.

Ellos «se fueron del Sanedrín felices de haber sido juzgados dignos de sufrir insultos en nombre de Jesús», recordó Francisco.
«Esta es la alegría de imitar a Jesús. Es otra libertad: mayor, más amplia, más cristiana», comentó.

Pedro podría haber abierto una causa contra el Sanedrín, pidiendo resarcimiento. Pero, como Juan, estaba feliz, «porque sufrieron en nombre de Jesús».

Tal vez eso ocurriese porque hubiesen recordado las palabras del Maestro: «Bienaventurados cuando fueren insultados y perseguidos por mi causa».

Ellos «Eran libres en el sufrimiento para seguir a Jesús». Y esta es la actitud cristiana: «Señor, tú me diste mucho, sufriste mucho por mí. ¿Qué puedo hacer por Ti? Toma, Señor, mi vida, mi mente, mi corazón, todo es tuyo».

«Esta es la libertad de alguien apasionado por Jesucristo. Sellado por el Espíritu Santo, con la fe en Jesucristo. Tú hicisteis eso por mí, yo hago esto por Ti. También hoy existen muchos cristianos presos, torturados, que llevan adelante esta libertad: de confesar a Jesucristo».

Jesús y la Libertad

El tercer ejemplo de libertad el Papa tomó del propio Jesús.

El Pontífice recordó el milagro de la multiplicación de los panes: al final, las personas quedan entusiasmadas y Jesús entiende que «estaban llegando para hacerlo rey».

Y Jesús se retira de nuevo al monte. Él «se distanció del triunfalismo. No se dejó engañar por este triunfalismo – comentó el Papa – Era libre», afirmó Francisco.

Fue la misma actitud de Jesús en el desierto, cuando rechazó las tentaciones de satanás «porque era libre, y su libertad era seguir la voluntad del Padre». «Y acabará en la cruz. Es el ejemplo de la libertad mayor: Jesús».

Él siguió la voluntad del Padre para restablecer nuestra condición de hijos.

Yo y la libertad

Concluyendo, el Papa aconseja: «Pensemos en este día en mi libertad, en nuestra libertad. Tres ejemplos – Gamaliel, Pedro y Juan; y el propio Jesús – ¿mi libertad es cristiana? ¿Soy libre? ¿O soy esclavo de mis pasiones, de mis ambiciones, de tantas cosas, de las riquezas, de la moda?

Parece un juego, ¡Pero cuántas personas son esclavas de la moda! (…) Pensemos en nuestra libertad, en este mundo que es un poco ‘perturbado’, esquizofrénico ¿no? Clama: ‘¡Libertad, libertad, libertad!’ «, pero es más esclavo, esclavo, esclavo.
Pensemos en esta libertad que Dios, en Jesús, nos dona. (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de Vatican News)

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