viernes, 29 de noviembre de 2024
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Papa: el insensato no oye la Palabra, se convierte en esclavo, se torna corrupto

Ciudad del Vaticano (Miércoles, 18-10-2017, Gaudium Press) Durante la homilía de la Misa rezada ayer en la Capilla de la Casa Santa Marta el Papa Francisco, a partir de las lecciones de la Liturgia del día, expresó un pensamiento nacido de sus reflexiones: «No caer en la insensatez que consiste en la incapacidad de escuchar la Palabra de Dios y conduce a la corrupción». El Papa además recordó que en los Evangelios encontramos la narración de que Jesús llora con nostalgia cuando el pueblo amado se aleja, por insensatez, prefiriendo apariencias, ídolos o ideologías, dijo él.

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Insensatos
La palabra «insensatos» aparece dos veces en la Liturgia del día y Jesús así nombra a los fariseos. La reflexión del Papa Francisco comienza interpretando esta palabra que también es dicha por San Pablo a los Gálatas.

Para Francisco, además de una condenación, este término es una indicación porque muestra el camino de la insensatez, que conduce a la corrupción.

Tres grupos afines

El Papa comenta «tres grupos de insensatos que son corruptos».

A los doctores de la ley, Jesús había dicho que parecían sepulcros blanqueados: se tornan corruptos porque se preocupaban apenas en embellecer ‘el exterior’ de las cosas, pero no de aquello que estaba dentro, donde vive la corrupción.

Este grupo era compuesto por personas que eran «corruptos por la vanidad, por la apariencia, por la belleza exterior, por la justicia exterior».

Otro grupo, comenta Francisco, está compuesto por personas que tienen la corrupción de la idolatría: se tornaron corruptos porque cambiaron la gloria de Dios por los ídolos. Siendo que existen también idolatrías de hoy, como el consumismo que busca un dios ‘cómodo’.

El grupo de los Gálatas, son los cristianos que se dejaron corromper por las ideologías, o sea, dejaron de ser cristianos para ser ‘ideólogos del cristianismo’.

Insensatez

Según el Papa, los tres grupos, por causa de esta insensatez, acaban en la corrupción. Y, entonces el Pontífice busca explicar esta insensatez. Francisco explica en qué consiste esta insensatez:

«La insensatez es no escuchar, literalmente ‘no saber’, ‘no oír’: la incapacidad de escuchar la Palabra. Cuando la Palabra no entra, yo la dejo entrar porque no la escucho. El tolo no escucha. Él cree que oye, pero no oye, no escucha. Se queda en la suya, siempre. Y por eso, la Palabra de Dios no puede entrar en el corazón y no hay lugar para el amor. Y cuando entra, entra destilada, transformada por mi concepción de la realidad. Los tolos no saben oír. Y esta sordez los lleva a la corrupción. Cuando no entra la Palabra de Dios, no hay lugar para el amor y en fin, no hay espacio para la libertad».

Y ellos se tornan esclavos porque cambian «la verdad de Dios con la mentira» y adoran las criaturas en vez del Creador.

Sin libertad: esclavos

«No son libres, y no escuchan, esa sordez no deja espacio para el amor ni para la libertad: eso siempre nos lleva a la esclavitud. ¿Yo oigo la Palabra de Dios? ¿Pero la dejo entrar? Esta Palabra, de la cual oímos cantando el Aleluya, la Palabra de Dios es viva, eficaz, revela los sentimientos y los pensamientos del corazón. Corta, va para dentro. ¿Esta Palabra, yo la dejo entrar o soy sordo a esa palabra? ¿Y la transformo en apariencia, la transformo en idolatría, hábitos idólatras o la transformo en ideología? Y no entra… Esta es la insensatez de los cristianos», destacó el Papa.

Íconos de los tolos de hoy

Continuando su pensamiento y caminando para completar sus reflexiones, el Papa exhorta a mirar para los «íconos de los tolos de hoy»: «hay cristianos tolos y también pastores tolos». «San Agustín les ataca duro, con fuerza», porque «la necedad de los pastores hace mal al rebaño».

Para el Papa, la referencia es a la «necedad del pastor corrupto», a la «insensatez del pastor satisfecho de sí mismo, pagano», y a la «insensatez del ideólogo».

La Falta de Amor y el Llanto de Jesús

Insistiendo en su pensamiento, Francisco continúa: «Miremos el ícono de los cristianos tolos» «y al lado de esta insensatez, miramos para el Señor que está siempre en la puerta», él golpea y espera. Su invitación final es, por tanto, de pensar en la nostalgia del Señor por nosotros: «del primer amor que él tuvo con nosotros»:

«Y si caemos en esta insensatez, nos alejamos de él y él siente esa nostalgia. Nostalgia de nosotros. Y Jesús con esa nostalgia lloró, lloró sobre Jerusalén: era precisamente la nostalgia de un pueblo que había escogido, había amado, pero que se había alejado por insensatez, que había preferido las apariencias, los ídolos o las ideologías». (JSG)

(De la Redacción de Gaudium Press, con informaciones de RV)

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