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Ciudad del Vaticano (Viernes, 17-05-2019, Gaudium Press) En Audiencia en la Sala Clementina, este jueves 16 de mayo, el Papa Francisco recibió en audiencia a los Hermanos de las Escuelas Cristianas, conocidos también como Lasallistas, por ocasión de los trecientos años de la muerte de su fundador, San Juan Bautista de La Salle.
Dijo el Papa, en la ocasión: «Su ejemplo y su testimonio confirman la actualidad original de su mensaje para la comunidad cristiana de hoy, iluminando el camino a seguir. Él fue un innovador brillante y creativo en la visión de la escuela, en la concepción del profesor y en los métodos de enseñanza».
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San Juan Bautista de La Salle y su legado
No obstante su rica herencia de familia, San Juan Bautista de La Salle dejó todo «para dedicarse enteramente a la educación de la clase social más baja. Creó una comunidad de laicos para llevar adelante su ideal, convencido de que la Iglesia no puede estar ajena a las contradicciones sociales de los tiempos con las cuales es llamada a enfrentarse», recordó el Pontífice.
«Su visión de la escuela lo llevó a reconocer cada vez más que la educación es un derecho de todos, también de los pobres».
Según el Papa, «esta convicción lo llevó a instituir una experiencia original de vida consagrada: la presencia de religiosos educadores que, sin ser sacerdotes, interpretasen de manera nueva el rostro de los ‘monjes laicos’, emergiéndose totalmente en la realidad de su tiempo y contribuyendo para el progreso de la sociedad civil».
«El contacto cotidiano con el mundo escolar maduró en él la consciencia de identificar una nueva concepción de profesor. Él estaba convencido de que la escuela es una realidad seria, que precisa de personas adecuadamente preparadas», pero él tenía delante de sí «todas las carencias estructurales y funcionales de una institución precaria que precisaba de orden y forma».
Educación no es solo trabajo, es misión
San Juan Bautista de La Salle, dijo Francisco, «percibió que la educación no puede ser apenas un trabajo, sino una misión. Por eso, se circundó de personas adecuadas para la escuela popular, inspiradas por el cristianismo, con aptitud para la educación. Dedicó todas sus energías en la formación de esas personas, tornándose un ejemplo y modelo para ellas, que tuvieron que ejercer un servicio al mismo tiempo eclesial y social».
Una escuela para todos, con métodos propios
«A fin de dar respuestas concretas a las demandas de su tiempo en el campo de la educación, San Juan Bautista de La Salle emprendió reformas audaces de los métodos de enseñanza. En eso, él fue movido por un extraordinario realismo pedagógico», destacó Francisco:
«Substituyó la lengua francesa por la latina, que era normalmente usada en la enseñanza, dividió a los alumnos en grupos homogéneos de aprendizaje en vista de un trabajo más eficaz, instituyó los seminarios para los profesores rurales, o sea, para los jóvenes que querían tornarse profesores sin hacer parte de ninguna institución religiosa, fundó las Escuelas dominicales para adultos y dos casas, una para jóvenes delincuentes y la otra para la recuperación de encarcelados».
El Sueño del Santo
«Él soñaba una escuela abierta a todos. Por eso, enfrentó también las necesidades educativas extremas, introduciendo un método de rehabilitación a través de la escuela y el trabajo», dijo el Papa para luego continuar:
«En esas realidades de formación, inició una pedagogía correctiva que, en contraste con el uso de los tiempos, llevaba a los jóvenes punidos al estudio y el trabajo, con actividades artesanales, en vez de meras celdas o latigazos».
Consejo del Papa a los Lasallistas
El Papa exhortó a los hijos espirituales de San Juan Bautista de La Salle a «profundizar e imitar su pasión por los últimos y descartados».
«Siguiendo su testimonio apostólico, sean protagonistas de una ‘cultura de la resurrección’, especialmente en los contextos existenciales en que prevalece la cultura de la muerte. No se cansen de buscar a aquellos que se encuentran en los ‘sepulcros’ modernos de la confusión, degradación, malestar y pobreza, para ofrecer una nueva esperanza de vida».
«El impulso por la misión educativa, que hizo de su fundador un maestro y testigo para muchos de su tiempo, y su enseñanza, puedan todavía hoy alimentar sus proyectos y su acción».
«Su figura, siempre muy actual, es un don para la Iglesia y un precioso estímulo para su Congregación, llamada a una adhesión a Cristo renovada y animada. Que ustedes puedan cumplir su misión entre las generaciones jóvenes con vigor renovado y con la audacia reformadora que caracterizó a San Juan Bautista de La Salle: anuncien a todos el Evangelio de la esperanza y la caridad», concluyó Francisco. (JSG)
De la Redacción Gaudium Press, con informaciones Vatican News.
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