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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 19-02-2020, Gaudium Press) Continuando con sus catequesis sobre las Bienaventuranzas en la Audiencia de los miércoles, el Papa Francisco reflexionó hoy sobre la tercera: «Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra».
Explicó el Pontífice que manso es el «discípulo de Cristo», que «hereda» el más sublime de los territorios que es su paz y su relación con Dios, y también el «cielo» que es la tierra hacia la que todos debemos caminar.
«Esta tierra es una promesa y un don para el Pueblo de Dios. Esta ‘tierra’ es el Cielo, hacia donde caminamos como discípulos de Cristo, promoviendo la paz, la fraternidad, la confianza y la esperanza», expresó Francisco.
Francisco advirtió contra la cólera indebida, contraria a la mansedumbre, y elogió esta última virtud, la cual «conquista los corazones, salva las amistades, hace posible que se sanen y reconstruyan los lazos que nos unen con los demás».
«No hay tierra más hermosa que el corazón de los demás, no hay territorio más hermoso para ganar que la paz recuperada con un hermano. ¡Esa es la tierra a heredar con la mansedumbre!», dijo el Papa.
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