martes, 26 de noviembre de 2024
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El valor de un acento

Redacción (Viernes, 15-07-2016, Gaudium Press) Se dice que interpretar es aprender el sentido verdadero de un texto.

Así, aunque haya muchas maneras de interpretar una frase, no siempre las interpretaciones confieren con lo que el texto quiere decir, pudiendo ser contradictorias y hasta incluso absurdas.

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De este punto de vista, podemos considerar la estrecha relación existente entre las interpretaciones correctas, el perfecto entendimiento que se lee y el buen conocimiento de las áridas reglas gramaticales.

Tomemos como ejemplo la conocida y bellísima frase del Génesis que, por atrás de un acento, esconde un verdadero tesoro teológico:

«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza» (Gn 1, 26). Considerando que imagen es aquello que procede de un objeto real en que puede o no haber igualdad, es manifiesto que se encuentra en el hombre cierta semejanza de Dios, semejanza esta que deriva de Dios como de su modelo. Entretanto, no es una semejanza de igualdad, una vez que el modelo sobrepasa infinitamente el modelado. Así, se dice que hay en el hombre una imagen de Dios, no perfecta, sino imperfecta.

La preposición a, con efecto, indica cierta distancia, esto es, el hombre jamás podría ser llamado de «la imagen de Dios» sin el acento grave, pues esto cabe única y exclusivamente a Nuestro Señor Jesucristo, Imagen del Padre, idéntica a Él en substancia, Imagen perfecta de Dios.

Del hombre se dice que es a imagen por causa de la imperfección de la semejanza.

Así, aquel que desconsiderase el valor del pequeñito e «insignificante’ acento [ndr. porque la letra «a» a la que se refiere la autora brasileña de esta nota , en portugués lleva acento] puede estar sujeto a interpretar un absurdo y dejar pasar esa oportunidad de contemplar el infinito abismo existente entre el Primogénito de toda criatura, la Imagen, y las meras criaturas, hechas a su imagen, por su bondad.

Recordemos, por tanto las valiosas reglas gramaticales, siempre eficaces e importantísimas a quien quiere interpretar correctamente un texto.

Por Ana Laura de Oliveira Bueno

 

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