viernes, 29 de noviembre de 2024
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Siete años en Egipto

Redacción (Jueves, 01-03-2018, Gaudium Press) – Existían profundos designios de la Providencia en la elección de Egipto como destino de la Sagrada Familia, que huía de la cólera criminal de Herodes.

Conocimientos científicos transmitidos por Adán y Eva

Para mejor comprenderlos, resumiremos algunos comentarios del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira acerca de ese fascinante pueblo.

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Cada nación de la Antigüedad poseía una vocación específica con vistas a reparar el plan primero de Dios roto con el pecado original. Si los griegos relucían por un llamado peculiar para la Filosofía, los romanos para el Derecho, y los hebreos eran el pueblo depositario de la Revelación, a los egipcios, por particular dilección divina, les tocó recibir la herencia de determinados conocimientos científicos del Paraíso, transmitidos por Adán y Eva a sus descendientes.

El pueblo egipcio «nunca es considerado en estado de pre-historia. No se descubrió un estado intermediario entre el hombre de la caverna y el Egipto organizado». Los egipcios, por tanto, deberían «guardar todo cuanto sabían de sapiencial sobre el orden del universo, venido del tiempo del Paraíso, y partir de eso para construir un orden temporal perfecto […]

«Egipto conservaba una continuidad con la justicia primitiva y era llamado a ser el pueblo de la gentilidad que abriría los brazos para Israel. Era la puerta de Israel para el mundo.»

Explica Mons. João Clá: «Obviamente ese plan primitivo no se cumplió, dada la constante infidelidad de ambos pueblos. Ya la providencial ida de José, hijo de Jacob, a Egipto había sido un intento de reactivar ese proyecto divino, objetivo en parte alcanzado con la gran influencia adquirida por el patriarca en la corte del faraón, lo que sin duda propició un influjo positivo sobre toda la sociedad egipcia. Los acontecimientos posteriores, sin embargo, derrumbaron por tierra lo que habría sido una interesante cooperación entre las dos naciones, mucho antes de la venida del Redentor.»

Ciertas realizaciones de los egipcios son hasta hoy enigmáticas para la Ciencia, en sus pormenores. «La innegable atracción ejercida por los misterios de Egipto provenía del encanto natural de ese pueblo, más tarde, infelizmente, muchísimo aprovechado por el demonio para conducir cierto filón de almas hacia el ocultismo.»

José de Egipto y San José

«A partir de esas consideraciones, no es irrazonable encontrar una ligación con José de Egipto en el imprevisto viaje comandado por un varón de mismo nombre. El plan de Dios con esa fuga consistía en hacer con el Niño Jesús lo mismo que se diera con el hijo de Jacob. Allí llegando, los egipcios no demorarían en relacionar ese judío llamado José con el hebreo que, siglos antes, marcara la historia de su pueblo. Si los descendientes de los súbditos del faraón correspondiesen a la gracia, San José y Nuestra Señora ganarían la simpatía de todos, alcanzando, una vez más, la cúpula del reino […]

«De ese modo, la expansión de la primitiva Iglesia se daría más a través de Egipto, debido al encanto de este pueblo, que por medio de Roma, inicialmente llamada a un eficaz papel organizativo.»

El Profeta Isaías predijera: El Señor «viene a Egipto. Los ídolos de Egipto tiemblan delante de Él» (Is 19, 1). «Cuando la Sagrada Familia ingresó a Egipto, se inició un impresionante fenómeno. Luego que ellos llegaban a una ciudad, los dioses falsos, albergados en suntuosos templos, colapsaban de forma inexplicable y los demonios que los sustentaban con prodigios eran expulsados por acción de una imperiosa fuerza divina cuyo origen ignoraban, para su mayor humillación. Eso ocurría a fin de inculcar en los habitantes de aquellas poblaciones respeto por la Sagrada Familia, y así prepararlos para aceptar la gracia que Dios les daba con su paso.

La Sagrada Familia nuevamente residió en una gruta

«Entretanto, cuando el demonio percibió que la Sagrada Familia se aproximaba a un territorio tan llamado, pero sobre el cual él tenía gran dominio, promovió antipatías contra ella antes incluso de su entrada al país. Hacía creer a los gobernadores y personas influyentes que aquella Pareja de judíos, siendo de estirpe real, deseaba una vez más alzarse al poder, como ocurriera con José y Moisés, mas después lanzaría plagas y castigos contra la nación. La derrumbada de los ídolos contribuía para acentuar esa sensación de inseguridad.

Se entiende, pues, por qué la Sagrada Familia fue extremamente maltratada en Egipto, soportando atroces sufrimientos.

«Cuando llegó al país, la Santa Pareja estaba en completa pobreza. San José había llevado recursos para enfrentar la nueva situación, es verdad, pero con tantas dificultades perdiera todo por el camino. En la primera ciudad donde llegaron, se repitió la escena de Belén. Recorrieron los hospedajes pidiendo auxilio, pero nadie los acogió, hasta que, por fin, se dirigieron nuevamente a una gruta, donde residieron durante algún tiempo.

«San José volvió a trabajar como carpintero […] y Nuestra Señora también se dedicaba a labores manuales a fin de ayudar a su esposo en la manutención del hogar. De a poco, con mucho esfuerzo, sus posesiones fueron aumentando hasta serles posible llevar una vida normal en una casa retirada y humilde.

«Con el tiempo ellos ganaron la estima de los más próximos, sobre todo de la comunidad judaica de la región», que era bastante numerosa. En esa época, aproximadamente «un millón de judíos vivía en Egipto.»

Siete años después la fuga de la Sagrada Familia para Egipto, el impío Herodes Idumeo falleció, después de pasar por sufrimientos terribles: un apetito insaciable lo forzaba a tragar sin cesar alimentos que no lo satisfacían; úlceras purulentas le corroían las entrañas y le arrancaban gritos de dolor. Gusanos devoraban su abdomen, exhalando un olor fétido e insoportable. «En semejante estado, sufriendo las penas de un Infierno anticipado, sin indicio alguno de arrepentimiento vino a morir.»

Entonces, obedeciendo al Ángel que le apareció en sueños, San José tomó a Jesús y Nuestra Señora y regresaron a Israel (cf. Mt 2, 19-21). La Sagrada Familia se estableció en Nazaret, en la misma casa en que residía anteriormente.

Por Paulo Francisco Martos

(in «Noções de História Sagrada» – 141)

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Bibliografía

CLÁ DIAS, João Scognamiglio, EP. São José: quem o conhece?… São Paulo: Instituto Lumen Sapientiae. Arautos do Evangelho. 2017.

TUYA, OP, Manuel de. Biblia comentada. Evangelios. Madrid: BAC, 1964.

DARRAS, Joseph Epiphane. Histoire Génerale de l’Église depuis la Création jusqu’à nos jours. Paris : Louis Vivès. 1869. v. IV.

SÃO JOÃO BOSCO. História Sagrada. 10 ed. São Paulo: Salesiana, 1949.

 

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