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Redacción (Jueves, 16-03-2017, Gaudium Press) Cierta vez Plinio Corrêa de Oliveira tejió el siguiente comentario al respecto a una imagen de Nuestra Señora de las Gracias: «Ese blanco corresponde al color del alma de Nuestra Señora. La inocencia de la ‘Sancta Virgo Virginum’- que es inocente sin comparación con nada y con nadie, encima de todo, excepto de Nuestro Señor Jesucristo – se expresa en ese blanco de un modo maravilloso». [1]
¿El querido lector ya pensó en meditar sobre los colores? Es a esto que lo invito, proponiéndole como tema un desafío: ¿si pudiésemos ver el alma de un Santo, de qué color ella sería?
Para no quedarnos apenas en la teoría, volvamos nuestra atención a un ejemplo concreto: la vidente de Lourdes, Santa Bernadette Soubirous.
Bernadette, una pobre campesina, hija de un molinero, con una inteligencia bien limitada y una salud muy débil, fue escogida por la Santísima Virgen para ser una verdadera heroína.
Bien podríamos comparar su alma a un rojo carmesí, simbolizando su fuerte personalidad, decidida a propagar incondicionalmente el mensaje de Nuestra Señora, a pesar de todos los reveces que se le presentaron a lo largo de su corta vida. Todas las ingratitudes, maltratos y persecuciones de que fue blanco eran, en verdad, elementos de santificación enviados por la Providencia que agregaron al rojo carmesí de su alma el esplendor áureo del heroísmo.
Solamente en la eternidad podremos contemplar la gloria y la victoria de todas las luchas de los santos que ahora vislumbramos, considerando los colores de sus almas.
Por Carolina Amorin Zandoná
[1] CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Porte régio e virginal. In: Dr. Plinio. São Paulo: Ano XVI, n. 188, nov. 2013, p. 19.
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