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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 26-12-2018, Gaudium Press) A propósito de las felicitaciones de Navidad, al final de la mañana del pasado viernes 21/12, el Papa Francisco se encontró con los Funcionarios de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano y sus respectivas familias, en la Sala Pablo VI.
Fue la sexta Navidad que Francisco se encontró con los funcionarios y sus familias y les dirige algunas palabras como saludo y catequesis.
La tristeza de no ser Santo
«La Navidad es, por excelencia, una fiesta alegre, pero, muchas veces, percibimos que las personas y, tal vez, nosotros mismos, estamos preocupados con tantas cosas que, al final, no hay alegría, o, si existe, seria muy superficial. ¿Por qué?», pregunta y responde el Papa citando una frase de Léon Bloy:
«Solo hay una tristeza… la de no ser santos» y Francisco agrega que lo contrario de la tristeza es la alegría, que está ligada al hecho de ser santos. La misma cosa ocurre con la alegría de la Navidad.
¿Quién está feliz en el pesebre?
«Quien está feliz en el pesebre son Nuestra Señora y San José. Ellos están repletos de alegría al mirar al Niño Jesús en el pesebre; están felices porque, después de tantas preocupaciones, aceptaron este don de Dios, con mucha fe y amor. Ellos transbordan de santidad, de alegría», dijo el Papa.
Francisco recordó también la gran alegría de los Pastores. Ellos son santos porque, al recibir el anuncio de los Ángeles, fueron inmediatamente hasta la gruta y vieron la señal que la Estrella les había indicado: un Niño en el pesebre.
La santidad de ellos está representada en su capacidad de maravillarse delante de los dones de Dios, de sus «sorpresas»: Y, en este caso, el mayor regalo y la mayor y nueva sorpresa es Jesús.
Mirando el pesebre, vemos otros tantos personajes que van a adorar al recién-nacido, que representan las diversas clases de la sociedad. El gesto de ellos es santificado por la presencia del Niño Jesús, que vino entre nosotros.
Los funcionarios
Refiriéndose a los funcionarios de la Santa Sede y del Vaticano, el Papa dijo que también allí hay santidad:
«Esta ya es mi sexta Navidad como Obispo de Roma, y confieso que aquí conocí muchos santos y santas. Generalmente, son personas que trabajan en el escondimiento, con simplicidad y modestia, pero son personas alegres, debido a su serenidad interior que transmiten a los otros».
¿De dónde viene esta serenidad, preguntó el Pontífice? Proviene siempre de Jesús, el Emanuel, Dios con nosotros. Él es la fuente de nuestra alegría, tanto personal, como familiar y en el trabajo, respondió.
Votos
El Pontífice concluyó su pronunciamiento haciendo votos de que todos sean santos y felices, con el carácter propio, con los defectos propio.
«Queridos hermanos y hermanas, no tengamos miedo de la santidad, pues ella es el camino de la alegría. ¡Feliz Navidad a todos!».
(JSG)
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