Beijing (Sábado, 16-02-2019, Gaudium Press) Desde mediados de 2018, las autoridades chinas han aumentado las presiones sobre los estudiantes para alejarlos de las prácticas religiosas. Según una denuncia de la revista Bitter Winter, se ha llegado al punto de obligar a los estudiantes a firmar compromisos de abandono de la religión y promoción del ateísmo. Algunos de los menores que han objetado está práctica han sido golpeados por sus maestros, mientras que se ha amenazado a las familias con la reprobación de los estudios si los alumnos no reciben una formación atea en el hogar.
Anuncio en el que se comunica a estudiantes la prohibición de actividades religiosas. Foto: Bitter Winter. |
Entre los numerosos casos de presiones a los estudiantes creyentes, Bitter Winter destacó el ocurrido en septiembre 13 de 2018, cuando una escuela primaria en Quanzhou envió una circular a los padres de familia en la que se exigía a padres y alumnos firmar un compromiso de resistencia a las «enseñanzas heterodoxas» (xie jiao), un término que abarca la formación religiosa. Un niño de 12 años prefirió deshacerse del documento antes que llevarlo a su familia, por lo cual fue golpeado por su maestro, quien jaló sus orejas, lo abofeteó y lo empujó contra una repisa de metal, para luego obligarlo a firmar otra copia del compromiso. Otro niño, de nueve años de edad, fue pateado en el vientre por su maestro por negarse a firmar.
A estos actos de represión se suma la prohibición de contratar creyentes como maestros de jardín infantil en algunas localidades, la prohibición expresa de participación en celebraciones religiosas para los alumnos de kinder, primaria y secundaria en Pingdu y amenazas de expulsión de niños de primaria en Shenyang. En noviembre, una escuela de secundaria en Nehe obligó a maestros y alumnos a firmar una pancarta con el compromiso de «rechazar la religión en el campus». Algunos de los maestros condicionan la presentación de exámenes a la renuncia pública de la fe, mientras que otros señalan a los estudiantes creyentes ante sus compañeros o recaban datos sobre su familia con el fin de tener represalias a causa de su fe.
Bitter Winter recordó que esta forma extrema de propaganda «no sólo es inhumana, sino que también viola el artículo 14 de la Convención de las Naciones Unidas, en el cual se afirma que ‘los Estados Partes respetarán los derechos y deberes de los padres y, cuando corresponda, los tutores legales, de proporcionar orientación al niño en el ejercicio de su derecho de manera compatible con las capacidades en evolución del niño'».
Con información de Catholic World Report
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