Taiwán – Taipéi (Miércoles, 06-03-2019, Gaudium Press) El Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Cardenal Fernando Filoni, presidió este viernes 1 de marzo, en Chiay, la Santa Misa de cierre del IV Congreso Eucarístico Nacional de Taiwán.
En su homilía, el Enviado Especial del Santo Padre manifestó su alegría por participar del evento y explicó el significado del término ‘Congreso Eucarístico’. «El término ‘congreso’ evoca a la memoria un acontecimiento de particular importancia, y este de hoy lo es, como evento de congregación de todos los bautizados; el término ‘eucarístico’ nos trae a la memoria aquella ‘señal’, de identidad propia de Jesús, que Él quiso dejar a los Discípulos y a la Iglesia naciente, porque en aquella ‘señal de identidad’ los cristianos estarían unidos a Él y ellos se encontrarían como familia de Dios en una ‘nueva alianza’ abierta a todos los hombres y mujeres en todo tiempo y lugar, fundada en la ofrenda que Jesús hizo de la propia vida al Padre».
El purpurado resaltó que un Congreso Eucarístico no es «un evento más a ser celebrado, sino un grandioso momento de alegría por la presencia de Jesús y el encuentro con Jesús vivo en la Eucaristía. La Eucaristía es el gran don que Jesús mismo dejó a su Iglesia como memorial de Sí, o sea, de aquella ofrenda infinita eternamente hecha al Padre».
En seguida, el Cardenal destacó que la evangelización «no puede ser delegada solamente a algunos misioneros; debe envolver a todos: obispos, sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos, familias y hasta incluso los niños, misioneros junto a sus pares».
Y exhortó para que «este Congreso Eucarístico ayude a la Iglesia en Taiwán a reflexionar profundamente sobre su misión y sobre su papel en el contexto de la realidad de la cual forma parte, y a contribuir, con su testimonio y fidelidad a Cristo, para el bien común del pueblo de esta nación».
Tratando todavía sobre la importancia de la obra misionera, el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, afirmó que ella además es muy necesaria en Taiwán, a pesar de tantos años de evangelización y tantas obras sociales y educativas apreciables. «La misión, esto es, el anuncio de Jesús a todos, no es una opción, un corolario en la vida de la Iglesia, sino es su parte esencial, porque una Iglesia sin impulso misionero es estéril».
El Cardenal Filoni concluyó diciendo que «la Iglesia desea todavía hoy, más que nunca, responder al mandato de Jesús resucitado de llevar el Evangelio a todos los pueblos» y que «con el Evangelio y la Eucaristía la fraternidad nace y se desarrolla, cual nueva frontera del cristianismo entre los pueblos. La Iglesia, con su mensaje y sus valores, desea contribuir profundamente para la fraternidad entre los pueblos, cual nueva frontera, vez que ella custodia en sí y lleva a todos las señales de la bendición de Dios y la riqueza espiritual de la cual es depositaria. Para más allá de los confines existenciales y geográficos, trazados por las lenguas y los hombres, la fraternidad se torna el don de Dios para la humanidad». (EPC)
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