Iglesia en Escocia advierte que la predicación de la fe podría ser considerado delito de odio en el país

Glasgow (Martes, 26-03-2019, Gaudium Press) El proceso de consulta de una posible legislación sobre crímenes de odio ha sido la oportunidad para que la Iglesia Católica en Escocia exprese su preocupación sobre la posible limitación de las libertades religiosa y de expresión. Los Obispos del país advirtieron que la predicación de la fe podría ser considerado delito de odio si no se introducen protecciones suficientes a estas libertades.

Una polémica campaña gubernamental relacionaba los crímenes de odio con las creencias religiosas en Escocia en 2018.

«Hay un clima de aumentada sensibilidad en la cultura actual y existe un peligro muy real de que expresar o incluso sostener opiniones o creencias individuales o colectivas se convierta en un crimen de odio», advirtieron los Obispos durante la consulta oficial, según informó Scottish Catholic Observer. «Debemos protegernos contra esto y asegurar que las libertades básicas, incluida la libertad de expresión y la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión, estén protegidas».

La Iglesia advirtió que una limitación de las libertades sería origen de división y queja en la sociedad. «Algunas personas podrían sugerir que expresar la posición de la Iglesia Católica sobre el matrimonio o la sexualidad humana podría ser un intento de estimular el odio», expusieron los prelados. «Esto obviamente sería incorrecto. Debe haber espacio para un debate sólido e intercambio de opiniones. De lo contrario, nos convertimos en una sociedad intolerante e iliberal».

Las advertencias de la Iglesia tienen en cuenta el antecedente de una campaña gubernamental titulada «Queridos fanáticos», que insinuaba una supuesta relación entre las creencias religiosas y el fomento de la discriminación. La Iglesia Católica rechazó la polémica campaña en su momento y recordó que no existe evidencia de que los creyentes comentan crímenes de odio religioso en Escocia. La organización Barnabas Fund criticó la campaña como una posible promoción de los prejuicios contra los creyentes y numerosos ciudadanos elevaron quejas que finalmente motivó las disculpas de la Secretaría de Gobierno y la aclaración de que no existen planes de retomar la campaña publicitaria en el futuro.

Con información de Scottish Catholic Observer.