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Este Domingo es la Fiesta de la Divina Misericordia. Nuestro Señor derramará innumerables gracias

Redacción (Jueves, 25-04-2019, Gaudium Press) Este 28 de abril, Segundo Domingo de Pascua, es la Fiesta de la Divina Misericordia; conmemoración instituida en el año 2000 por San Juan Pablo II, y día para que los creyentes y personas de buena voluntad acojan en sus vidas la Misericordia Divina.

Así lo indicó el Papa polaco al instituir esta festividad el 30 de abril de aquel año, cuando presidía la canonización de Santa Faustina Kowalska, «Apóstol de la Misericordia»:

«Es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la Iglesia se designará con el nombre de ‘domingo de la Misericordia divina’ (…) Cristo nos enseñó que ‘el hombre no sólo recibe y experimenta la misericordia de Dios, sino que está llamado a usar misericordia’ con los demás: ‘Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia’. Y nos señaló, además, los múltiples caminos de la misericordia, que no sólo perdona los pecados, sino que también sale al encuentro de todas las necesidades de los hombres. Jesús se inclinó sobre todas las miserias humanas, tanto materiales como espirituales».

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La Fiesta de la Divina Misericordia fue instituida por San Juan Pablo II / Foto: alfredandjoa por Cathopic.

Fue el propio Jesús quien le comunicó a Santa Faustina Kowalska que el Segundo Domingo de Pascua se celebrase la fiesta de la Misericordia. Así consta en el diario de la santa:

«Deseo que el primer domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia».

Nuestro Señor aseguró a Sor Faustina que derramará innumerables gracias para quienes acojan su Divina Misericordia el día de su fiesta:

«Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia».

Las gracias del Día de la Misericordia

Las gracias que concederá Nuestro Señor misericordioso serán las siguientes:

«El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias».

«Quien se acerque ese día a la Fuente de Vida recibirá el perdón total de las culpas y de las penas».

«No encontrará alma ninguna la justificación hasta que se dirija con confianza a Mi misericordia. Ese día los sacerdotes deben hablar a las almas sobre Mi misericordia infinita».

Jesús también enfatizó a Sor Faustina que Su Misericordia es la última tabla de salvación que ofrece a la humanidad:

«Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi Misericordia. Si no adoran Mi Misericordia morirán para siempre».

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Quien ore con la Coronilla recibirá misericordia / Foto: RitaLaura por Cathopic.

Rezar la Coronilla de la Divina Misericordia

Nuestro Señor también confió a Santa Faustina la Coronilla de la Divina Misericordia, entregando varias promesas:

Quien la rece obtendrá a través de ella que todo lo que pida se realice, siempre y cuando ello esté de acuerdo con la voluntad de Dios.

Quien ore con la Coronilla recibirá misericordia, sobre todo en la hora de la muerte, y los sacerdotes la recomendarán a los pecadores como última tabla de salvación:

«Defenderé con Mi propia Gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón».

Condiciones para recibir la Misericordia Divina

Para recibir la Misericordia de Jesús, sobre todo en la Fiesta de la Divina Misericordia, es necesario acercarse al Señor con un corazón contrito y humilde, arrepentirse de los pecados, confiar firmemente en la Divina Misericordia de Jesucristo y acercarse al sacramento de la confesión ese día o siete días antes o después. Recibir la Comunión Eucarística, venerar la imagen de la Divina Misericordia, y practicar las obras de misericordia.

Con información de Diario «La Divina Misericordia en mi alma», Sor Faustina Kowalska y Píldoras de Fe.

 

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