Redacción (Lunes, 14-09-2015, Gaudium Press) La Coronilla de la Divina Misericordia es la única oración, luego del Padre Nuestros, cuyas palabras reveló el mismo Jesús. Esta revelación hecha por nuestro Señor a Santa Faustina Kowalska, conocida como «Apóstol de la Misericordia», ocurrió el 13 y 14 de septiembre de 1935 cuando la santa polaca se encontraba en su habitación. Hoy traemos al presente este acontecimiento vivido por Sor Faustina hace 80 años.
Santa Faustina Kowalska, Apóstol de la Misericordia / Foto: Gaudium Press. |
«Por la tarde, estando yo en mi celda, vi un ángel, ejecutor de la ira de Dios. Tenía una túnica clara, el rostro resplandeciente; una nube debajo de sus pies, de la nube salía rayos y relámpagos e iban a las manos y de su mano salían y alcanzaban la tierra. Al ver esta señal de ira divina que iba a castigar la tierra y especialmente cierto lugar, por justos motivos no quiero nombrar, empecé a pedir al ángel que se contuviera por algún tiempo y el mundo haría penitencia. Pero mi súplica era nada comparada con la ira de Dios. En aquel momento vi a la Santísima Trinidad. La grandeza de su Majestad me penetró profundamente y no me atreví a repetir la plegaria. En aquel mismo instante sentí en mi alma la fuerza de la gracia de Jesús que mora en mi alma; al darme cuenta de esta gracia, en el mismo momento fui raptada delante del trono de Dios. Oh, qué grande es el Señor y Dios nuestro e inconcebible su santidad (…) Me puse a rogar a Dios por el mundo con las palabras que oí dentro de mí», narra Santa Faustina en su diario sobre los hechos místicos que vivió en la tarde del 13 de septiembre de 1935.
Luego contó: «Cuando así rezaba, vi la impotencia del ángel que no podía cumplir el justo castigo que correspondía por los pecados. Nunca antes había rogado con tal potencia interior como entonces. Las palabras con las cuales suplicaba a Dios son las siguientes: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, por nuestros pecados y los del mundo entero. Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros».
Cuenta que en la mañana siguiente, es decir, el 14, al ingresar en la capilla escuchó de nuevo en su interior una voz que le decía: «Cuantas veces entres den la capilla reza en seguida esta oración que te enseñé ayer». Luego, al terminar de rezarla, Faustina escuchó: «Esta oración es para aplacar Mi ira, la rezarás durante nueve días con un rosario común». Y Nuestro Señor le explicó la manera de orar.
Modo de rezar la Coronilla de la Divina Misericordia
La Coronilla de la Misericordia se reza utilizando un rosario / Foto: Gaudium Press. |
La Coronilla de la Divina Misericordia se reza con un rosario. Se comienza orando el Padre Nuestro, el Ave María y el Credo. Después, en las cuentas que corresponden al Padre Nuestro, se dicen las palabras: «Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero». Y en las cuentas que en el rosario tradicional corresponden a las Aves Marías, se repite la siguiente invocación: «Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero». Para terminar luego con la plegaria: «Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero».
La Coronilla se ora en cualquier momento del día para obtener las gracias de Dios, pero especialmente a las 3:00 de la tarde, la Hora de la Misericordia, como lo diría el mismo Jesús: «A las 3 de la tarde implora mi Misericordia especialmente para los pecadores y, aunque sea por un momento, contempla mi Pasión; sobre todo el abandono en el momento de mi agonía. Esta es la hora de la gran Misericordia para todo el mundo. En esta Hora no negaré nada al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión».
Las promesas de Jesús con la Coronilla
Son varias las promesas hechas por Jesús a quien rece frecuentemente la Coronilla de la Misericordia:
A través de ella se obtendrá doto lo que se pide, si ello está de acuerdo con la voluntad de Dios.
Quien ore con la Coronilla obtendrá gran misericordia, sobre todo en la hora de la muerte, y los sacerdotes la recomendará a los pecadores como última tabla de salvación. Como lo dice el mismo Jesús: «Defenderé como Mi propia Gloria a cada alma que rece esta Coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón».
Hasta el más pecador de los pecadores que rece la Coronilla una sola vez recibirá la gracia de la Misericordia infinita.
Con información de «La Divina Misericordia en mi alma»- Diario de Santa María Faustina Kowalska.
Deje su Comentario