viernes, 22 de noviembre de 2024
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El policía orteguista que simuló confesarse para implicar al P. Edwin Román

Managua (Martes, 02-06-2019, Gaudium Press) El P. Edwin Román tal vez sea el presbítero más conocido en Nicaragua, y también allende sus fronteras. Su actitud valiente en defensa de los derechos humanos y particularmente el haber acogido en su parroquia, San Miguel Arcángel en Masaya, a jóvenes heridos por fuerzas orteguistas cuando protestaban contra el régimen el 10 de mayo de 2018, lo hicieron conocer en el mundo entero.

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El P. Román ha sido agredido diversas veces, por ejemplo el 9 de julio de 2018 en Diriamba, por turbas sandinistas. Luego por el comisionado de Policía Ramón Avellán. Después, en febrero de este año, cuando su carro fue detenido en la vía que de Catarina conduce a Masaya, también por turbas orteguistas. Él sigue su ministerio firme, confiando en Dios.

Ahora el P. Román revela un capítulo más del acoso al que se ha visto sometido, que incluye la profanación del sacramento de la confesión, y que revela algo de los no límites de la malicia de los adictos al régimen.

Contó el P. Román a Artículo 66 que a finales de junio del año pasado, en plenas protestas contra el régimen, «mientras estaba afuera de la iglesia, se arrimó a las seis de la mañana, un carro Yaris, color gris, con placa de León. La persona que manejaba bajó la ventana y me dijo que necesitaba confesarse, yo le dije que la iglesia estaba cerrada, pero que podía confesarlo dentro del carro (…). En la supuesta confesión, el sujeto me dijo llorando, que estaba trasladando armas hacia las universidades de Managua; me preguntó qué decía yo», expresó el sacerdote.

El P. Román se dio cuenta pronto de la artimaña, porque «cuando me iba a bajar del vehículo, miré una bandera roja y negra [bandera sandinista]. Lo único que yo le dije fue que hiciera lo que su conciencia le dijera; al parecer quería involucrarme o buscar como acusarme».

Pero al parecer la Providencia quería que el sacerdote conociera la identidad del profanador de la confesión.

«Luego de dos días, fui a ‘El Chipote’ [ndr. Dirección de Auxilio Judicial de la Policía Nacional] con don Álvaro Leiva (defensor de derechos humanos) para gestionar a que liberaran a unos presos; vi al hombre que hacía dos días había llegado a confesarse. Era un policía, estaba con su uniforme, se puso nervioso cuando lo vi. Tanto fue el nervio que hasta mordió su celular, yo lo saludé y le dije: usted fue el que llegó a confesarse, lo espero otro día en la iglesia».

Es lógico inferir que en la supuesta confesión el oficial de Policía tendría instrumentos de grabación donde estaba registrando cualquier palabra que pudiera servir para inculpar posteriormente al P. Román.

El personaje en cuestión no es un oficial menor. Artículo 66 le pidió al P. Román que identificase al oficial, señalando el sacerdote «al comisionado mayor Farle Roa Traña, segundo jefe de la Dirección de Auxilio Judicial (el nuevo Chipote)». Afirma el P. Román que en ese momento que lo reconoció «vi que él era el encargado de ver la lista de los presos que iban a ser liberados. Yo conocía su nombre, pero lo he visto en televisión, es una persona muy conocida».

El P. Román calificó los intentos de incriminación en su contra con algo «absurdo». «Esto es un absurdo, porque lo único que hago es un apostolado, mi acción fue humanitaria, apoyaba tanto a jóvenes que andaban en las protestas, como a los policías que se infiltraban».
«Los infiltrados han sido muchos, no solo el oficial, pero nunca han encontrado nada malo. En la iglesia nunca ha habido bombas ni armas, solamente habían jóvenes que brindaban atención médica. Seguiré haciendo mi trabajo, porque el Espíritu Santo me da sabiduría para saber cómo actuar», concluye el presbítero.

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