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Los trascendentales: Las huellas de Dios en nuestro mundo

Phoenix (Lunes, 23-09-2019, Gaudium Press) El Obispo de Phoenix, Estados unidos, Mons. Thomas Olmsted, inició una nueva serie de artículos catequéticos en el informativo diocesano The Catholic Sun. En esta ocasión, el prelado expone las enseñanzas de la Iglesia sobre los «Trascendentales»: la verdad, la bondad y la belleza.

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Foto: Gaudium Press.

Un camino hacia Dios

Estas realidades «no sólo ‘trascienden’ o existen independientemente de las cosas materiales, sino que, cuando prestamos atención y tratamos de detectarlas en el mundo físico, nuestro corazón y nuestra mente pueden ser atraídos hacia arriba, hacia Dios», expuso el Obispo. «Al crearnos a Su imagen y semejanza, Dios ha puesto en nuestro corazón un deseo de perfección y plena realización. Nunca estaremos satisfechos con un poco de verdad, un poco de bondad y un poco de belleza. Siempre desearemos, incluso anhelando, la verdad, la bondad y la belleza sin límites».

Esta necesidad da cuenta del anhelo natural del contacto con Dios, que el Beato Fulton Sheen describió poéticamente en un texto citado por el Obispo: «Puede muy bien significar que cuando Dios creó cada corazón humano, guardó una pequeña muestra en el cielo, y envió el resto al mundo del tiempo, donde cada día aprendería la lección de que nunca podría ser realmente feliz, que nunca podría estar realmente totalmente enamorado, que nunca podría ser realmente un corazón entero hasta que regresara a Cristo Resucitado en una Pascua eterna, hasta que volviera a lo intemporal para recuperar la muestra que Dios había guardado para él desde toda la eternidad».

«Al anhelar poseer la Verdad, la Bondad y la Belleza, estamos buscando a Dios, porque se encuentran en Dios como absolutos. Dios no tiene estos atributos: Él es Verdad, Bondad y Belleza», recordó el prelado. «Los Trascendentales están intrínsecamente entrelazados; donde hay verdad, también hay belleza y bondad». Estos trascendentales se encuentran y se identifican en la persona de Cristo, encarnación de Dios y manifestación del Padre celestial.

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Foto: Gaudium Press.

Proteger la verdad, la bondad y la belleza

El prelado alertó que estas realidades se «minimizan y socavan» en la cultura actual, sustituyéndolos por una versión subjetiva para que no se centren en Dios, sino en uno mismo, haciéndose cada uno dueño de una «verdad personal», juzgando la belleza como una opinión personal y negando la existencia de una bondad intrínseca para reclamar únicamente lo que es conveniente para cada persona. «Viviendo en una sociedad tan secularista, existe el peligro de acostumbrarnos a perseguir cosas que son menos verdaderas, buenas y hermosas», lamentó. «Incluso si nuestro corazón está hecho para la Verdad, la Bondad y la Belleza, podemos caer en el peligro de acomodarnos a lo falso, lo malo y lo feo».

«Nadie elige lo que cree que es malo. Sin embargo, podemos encontrarnos buscando sólo un bien aparente. Las malas decisiones se pueden tomar debido a la comprensión defectuosa de los valores reales», alertó Mons. Olmsted. «La historia del pecado de Adán y Eva ilustra cómo sucedió esto: ‘Cuando la mujer vio que el árbol era apetitoso para comer’, (bondad) ‘agradable a la vista’, (belleza) ‘y deseable para adquirir discernimiento’, (verdad) ‘tomó de su fruto y comió; luego se lo dio a su marido, que estaba con ella, y él también comió'».

El prelado recomendó profundizar en la contemplación de los trascendentales para admirar «el camino que proporcionan para tomar decisiones en nuestra vida» y anunció profundiza en cada uno de ellos en artículos posteriores.

Con información de The Catholic Sun.

 

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