domingo, 19 de mayo de 2024
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Artista católico japonés comparte su testimonio y recuerda a sus antepasados perseguidos

Nagasaki (Sábado, 23-11-2019, Gaudium Press) La ciudad de Nagasaki, Japón, ha sido destacada como una notable elección para la visita apostólica del Papa Francisco a Japón, debido a su rica historia de fe, que constituye un impresionante capítulo de la evangelización de Asia: el llamado «Milagro de Oriente». Como testimonio de la valiente preservación de la fe durante 265 años de implacable persecución, un artista católico local, Mitsuho Nakata, destacó su herencia de fe de sus antepasados perseguidos.

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Mitsuho Nakata. Foto: EWTN Noticias.

«Mi familia está aquí solo porque nuestros antepasados mantuvieron su fe a pesar del temor constante de ser asesinados o torturados», indicó Nakata a AP. El artista se dedica a esculpir imágenes religiosas católicas en su taller, un entorno adecuado para ejemplificar la presencia católica en la región. «Estoy muy impresionado por su devoción y su fuerte fe y porque abandonaron todo lo que tenían para ello».

El artista, según relató la agencia noticiosa, es descendiente de un samurai que tuvo que romper su vínculo con su señor feudal para preservar su fe católica tras la prohibición del catolicismo en a inicios del Siglo XVII. Otros samurais persiguieron y asesinaron a la mayor parte de su familia a causa de su fe. La persecución fue tan implacable que incluyó la expulsión de la totalidad de sacerdotes y religiosos extranjeros en una época de completo aislamiento de Japón hacia Occidente.

El misterio de la preservación de la fe en ese contexto, sin ayuda de misioneros y sin el auxilio de los sacramentos, maravilló a la Iglesia Universal tras el regreso de los sacerdotes en 1865. Los creyentes debieron ocultar su fe, venerando imágenes religiosas con apariencia de figuras del budismo o del culto a los antepasados y empleando el Santo Rosario como la única manera de transmitir a las nuevas generaciones los misterios centrales de la fe cristiana. Las familias administraban el Bautismo a sus miembros. Aún después de padecer esas pruebas, los 3.300 católicos de Nagasaki fueron expulsados de la ciudad hasta 1873, cuando se levantó finalmente la prohibición del cristianismo.

Con información de ACI.

 

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