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Ciudad del Vaticano (Lunes, 02-12-2019, Gaudium Press) En el Ángelus de ayer, el Papa meditó las lecturas del día, resaltando el inicio del Adviento.
La primera lectura, del libro de Isaías, profetiza que «en los días futuros estará firma el monte de la casa del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas. Hacia él confluirán todas las naciones, caminarán pueblos numerosos». Explicó el Pontífice que «el templo del Señor en Jerusalén se presenta como el punto de convergencia y encuentro de todos los pueblos». «Después de la Encarnación del Hijo de Dios, Jesús mismo se reveló como el verdadero templo», expresó el Pontífice.
«La maravillosa visión de Isaías es una promesa divina y nos impulsa a asumir una actitud de peregrinación, de camino hacia Cristo, sentido y fin de la historia». De ahí se sigue que «los que tienen hambre y sed de justicia sólo pueden encontrarla recorriendo los caminos del Señor, mientras que el mal y el pecado provienen del hecho de que los individuos y los grupos sociales prefieren seguir caminos dictados por intereses egoístas, que causan conflictos y guerras».
Tras resaltar que el período de Adviento es tiempo adecuado para recibir debidamente al Salvador, quien indica los caminos de Dios, el Papa dijo que el Evangelio del día señala que «Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida». En este sentido «velar no signnifica tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto adonar y a servir».
«La espera de Jesús que viene -indicó el Pontífice- debe traducirse, por lo tanto, en un compromiso de vigilancia», que también significa «estar atentos a nuestro prójimo en dificultad».
El Papa concluyó pidiendo a María, «la Virgen vigilante y Madre de la esperanza», que «nos guíe en este camino, ayudándonos a dirigir nuestra mirada hacia la montaña del Señor, imagen de Jesucristo, que atrae a todos los hombres y a todos los pueblos hacia sí».
Con información de Vatican News
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