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Ciudad del Vaticano (Jueves, 26-12-2019, Gaudium Press) Hoy, en el Ángelus en la fiesta de San Esteban, el Papa dijo que era la ocasión de «recordar a todos los mártires de ayer y de hoy, a sentirnos en comunión con ellos, y a pedir a ellos la gracia de vivir y morir con el nombre de Jesús en nuestros corazones y en nuestros labios».
«En el martirio de Esteban – afirmó el Papa – de hecho, la violencia es derrotada por el amor, la muerte por la vida: él, en la hora del testimonio supremo, contempla los cielos abiertos y dona a sus perseguidores su perdón», continuó el Pontífice.
En San Esteban, joven servidor del Evangelio, se concretizan las promesas del Señor: «Mirándolo a él, vemos realizarse la promesa de Jesús a sus discípulos:
Cuando los entreguen por mi causa, el Espíritu del Padre les dará la
fuerza y las palabras para dar testimonio». San Esteban se asemeja al Señor tanto en la vida como en la muerte.
Como San Esteban, debemos tener siempre la mirada fija en Jesús: «Para nosotros los cristianos, el cielo ya no está lejos, separado de la tierra: en Jesús el Cielo ha descendido a la tierra. Y gracias a Él, con la fuerza del Espíritu Santo, nosotros podemos asumir todo lo que es humano y orientarlo hacia el Cielo».
Tras las huellas de San Esteban, debemos «anunciar a Cristo a través de gestos de fraternidad y de caridad evangélica».
Concluyó el Pontífice, invitando a recordar a todos los mártires de ayer y hoy, pidiendo a la Virgen que «nos ayude a vivir este tiempo de Navidad fijando la mirada en Jesús, para hacernos cada día más semejantes a Él».
Con información de Vatican News
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