Veneración de la imagen del Niño Jesús en la Gruta de la Natividad / Foto: Nadim Asfour – CTS. |
Belén (Viernes, 27-12-2019, Gaudium Press) Llegó la Navidad, pero en Belén – cuna del Niño Jesús – la fiesta se vivió de manera especial. Las celebraciones comenzaron a las 4:00 p.m. con las primeras vísperas en la iglesia de Santa Catalina, que por primera vez custodia el relicario con un trozo de madera de la que se cree fue la cuna del Divino Infante, la misma cuna que se venera en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma (Ver nota anterior: Fragmento de la Santa Cuna del Niño Jesús será entregado a la Custodia de Tierra Santa).
Peregrinos procedentes de diversas partes del mundo comenzaron poco a poco a llenar el templo para entrar en el ambiente de la Nochebuena y de la celebración de la Misa presidida en el lugar por Mons. Pierbattista Pizzaballa, ofm, Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén. Otros fieles aguardaban la medianoche en la Plaza del Pesebre, atentos al toque de campanas del templo que anunciaba el nacimiento de Jesús, mientras al interior se entonaba el ‘Gloria in Exelsis Deo’.
Ya durante la homilía Mons. Pizaballa reflexionó: «Podríamos decir que la Navidad es el día en el que somos llamados a preguntarnos una vez mas sobre dónde nos situamos: ¿caminamos con los pastores, buscamos al Emmanuel, al Dios con nosotros, en nuestra vida y en la del mundo, o también nosotros estamos encerrados en nuestros palacios?».
Mons. Pizzaballa lleva en procesión hacia la Gruta de la Natividad la imagen del Divino Infante / Foto: Nadim Asfour – CTS. |
En este sentido, el Administrador Apostólico del Patriarcado Latino de Jerusalén llamó para que en la vida cotidiana se imite el modelo de el de Belén, es decir: la humildad, la pobreza y el ser pequeños, que a veces cuesta:
«A veces tengo la impresión de que nos cuesta hacer nuestro el ‘estilo de Belén’. Esto sucede cuando nos cansamos de ver y de reconocer como injusto todo cuanto sucede a nuestro alrededor, cuando nos resignamos a aceptar con normalidad las separaciones y las divisiones de nuestra población causadas por la política, o el esfuerzo en la vida de cada día para encontrar un trabajo, para moverse libremente. Cuando nos negamos a aceptar en nuestra realidad la existencia del otro que es diferente a mí, ya sea judío, musulmán o cristiano».
Mons. Pizzaballa citó a quienes encarnan en sus vidas el «estilo de Belén», como las personas que se entregan para servir a los discapacitados, las escuelas que en Tierra Santa acogen a cristianos y musulmanes, o instituciones que buscan superar las incomprensiones compartiendo su deseo de paz, entre otros.
La celebración de la Navidad en la iglesia de Santa Catalina en Belén con el relicario que contiene un trozo de la cuna del Niño Jesús / Foto: Nadim Asfour – CTS. |
El Administrador Apostólico también llamó a mirar al Niño Jesús: «Un niño sabe despertar en cualquiera, incluso en el corazón más duro, ternura y sonrisas. Esa sonrisa y esa ternura son parte de la gloria con la que los ángeles envolvieron a los pastores».
«Que el Niño de Belén despierte en nosotros la ternura y nos regale de nuevo una sonrisa. Aunque no resuelva todos nuestro problemas, ese Niño nos hará realmente felices», puntualizó.
Al término de la celebración Eucarística, Mons. Pizzaballa llevó de manera simbólica en procesión hacia la Gruta de la Natividad de Belén una preciosa imagen del Divino Infante, que fue venerada por todos los presentes en el lugar donde se cree ocurrió el nacimiento de Jesús.
Con información de la Custodia de Tierra Santa y Christian Media Center.
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