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Washington (Jueves, 30-01-2020, Gaudium Press) El sacerdote y bloguero estadounidense P. John Zuhlsdorf, conocido como el P. Z, compartió en un artículo su impresión al conocer por primera vez la historia de las religiosas mártires de Nowogrodek, Polonia. Una obra de arte sacro motivó su curiosidad y la respuesta de una religiosa le convenció del carácter providencia de su hallazgo.
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| Las religiosas Mártires de Nowogrodek, Polonia. Foto: National Catholic Register. |
«Me conmueve publicar esto. Es como si por alguna razón me hubieran arrastrado de regreso a mi teclado esta noche», indicó el sacerdote en su blog personal para introducir el relato de cómo llegó a la historia de un grupo de religiosas mártires al hallar una fotografía de una pintura. «Una imagen impactante de monjas martirizadas a manos de soldados junto una tumba abierta», describió el presbítero. «La Beata M. Stella y sus Diez Compañeras, Mártires de Nowogrodek, a manos de los Nazis que ocuparon Polonia en 1943, ahora Bielorrusia. Fueron beatificadas por San Papa Juan Pablo II en 2000. Eran Hermanas de la Sagrada Familia de Nazaret».
El P. Zuhlsdorf compartió varios vínculos a información detallada sobre las Beatas y afirmó: «su historia es poderosa». «Estas hermanas habían oído que los judíos de la aldea habían sido llevados para ser asesinados. Oraron y se ofrecieron a Dios a cambio de ellos. Los judíos fueron enviados a campos de trabajo», relató el sacerdote. «La Gestapo luego fue por el sacerdote local. Nuevamente las hermanas oraron diciendo: ‘Hay una mayor necesidad de un sacerdote en esta tierra que de nosotras. Oramos para que Dios nos tome en su lugar, si se necesita el sacrificio de la vida’. Sus oraciones fueron respondidas».
Las religiosas, sin haber realizado ningún acto de provocación ni exista registro de motivo alguno, fueron citadas por el comandante de la Gestapo a la estación de policía, donde fueron arrestadas. Tras pasar la noche en reclusión, fueron llevadas al campo, donde fueron ejecutadas y enterradas en una fosa común. La única sobreviviente fue la Hna. Malgorzata Banas, quien servía como enfermera. Recibió la orden de su superiora de no vestir el hábito y quedarse para cuidar el convento y atender al sacerdote local, misión que cumplió calladamente durante la guerra y la ocupación soviética hasta su muerte en 1966.
El relato de esta historia y la sugerencia del sacerdote de encomendarse a la intercesión de estas Mártires con la confianza de obtener la ayuda de Dios por los méritos de su entrega mereció una respuesta de una de las miembros de su congregación. «No puedo decirle por qué le atrajeron nuestras hermanas Mártires, pero puedo decirle esto: La orden de repente tiene una afluencia de vocaciones y mujeres en discernimiento, particularmente en Ghana, Polonia, Filipinas y los Estados Unidos. Una de ellos soy yo», comentó la religiosa. «Al menos dos de nosotras en nuestra formación previa al noviciado (en Estados Unidos) nos hemos encontrado aquí para nuestra gran sorpresa, seguras de que el llamado de Cristo nos llevó a esta orden, pero sin saber por qué».
La religiosa comentó que tiene la fortuna de contar en la Capilla de su comunidad con reliquias de estas religiosas Mártires y que ante ellas llevó las intenciones del sacerdote.
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