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Periodista de origen ucraniano afirma que las lecciones de la persecución comunista son valiosas para la Iglesia de hoy

Washington (Viernes, 31-1-2020, Gaudium Press) Las lecciones de la historia reciente no sólo pueden iluminar el ministerio actual de la Iglesia, sino que también pueden ofrecer una perspectiva del auténtico llamado de la vida cristiana. Esta es la tesis de un periodista de origen ucraniano, descendiente de una larga estirpe de sacerdotes greco católicos, Julian Vasyl Hayda, quien dedicó un artículo en la plataforma Sojournes a compartir el legado de una Iglesia violentamente suprimida durante el dominio de la Unión Soviética pero que sobrevivió por la fidelidad de sus miembros, que continuaron su vida de fe en la clandestinidad.

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Celebración clandestina en una casa durante la persecución soviética. Foto: Institute of Church History at the Ukrainian Catholic University.

«Al visitar Lviv hoy, uno no puede evitar notar el número sobrecogedor de templos. Pero a diferencia de algunas de las ciudades lejos en el Occidente que inspiraron su paisaje urbano, los templos aquí están llenos de vida, oración y alegría. Suenan campanas, se quema incienso y los coros cantan a todas horas», describió el redactor, quien sin embargo recordó que esto es una imagen reciente. «Hace décadas, la mayoría de esos edificios eclesiásticos sólo parecían vagamente lugares de culto. Algunos fueron utilizados como cuarteles militares y almacenes, mientras que otros sirvieron como teatros y bibliotecas. Antes de 1989, la piedad popular no era exhibida, y la oración sucedía en secreto».

Una generación completa de creyentes creció conociendo únicamente a la Iglesia perseguida, que se congregaba en los bosques de manera oculta para poder oír la predicación de su Obispo y acceder a la Sagrada Comunión. Quienes eran descubiertos enfrentaban graves consecuencias como el envío a campos de trabajos forzados durante años. La Iglesia Greco Católica Ucraniana fue objeto de especial persecución por su identificación particular con la cultura local, un aspecto de gran inconveniencia para la dictadura soviética, interesada en erradicar las naciones en favor de un vínculo único a la cultura comunista.

«El evangelista San Mateo relata las enseñanzas de Cristo de orar en secreto, ungir la cabeza y vivir una vida pública con testimonio cristiano a través del ejemplo», recordó Hayda. «Algunos no tienen la suerte de que ese tipo de estilo de vida cristiano sea una elección. Es una cuestión de supervivencia». LA Iglesia Greco Católica sobrevivió en iglesias domésticas, de forma similar a como se extiende la fe actualmente en países como China. De manera opuesta a la férrea organización de las autoridades civiles, el cristianismo se desarrolló de manera orgánica y «desorganizada» en la que floreció una iniciativa laical radical, orientada a la verdad y la justicia.

La Iglesia Greco Católica Ucraniana aún presenta características de su pasado perseguido. Muchas parroquias no tienen presencia en línea ni publican información de sus actividades. «Los números de teléfono rara vez se enumeran y, como en la Iglesia subterránea, los visitantes a menudo necesitan un «contacto adentro» para descubrir qué está sucediendo, cuándo y dónde», describió el redactor. «Sin embargo, una cosa es segura: las personas que rezan más a menudo se pueden encontrar en la mayoría de las parroquias fuera de la red». La imagen de la Iglesia perseguida recuerda imágenes como la sugerida por el entonces Cardenal Joseph Ratzinger, hoy Papa emérito Benedicto XVI: «Tal vez estamos enfrentando una nueva y diferente clase de época en la historia de la Iglesia, donde la Cristiandad nuevamente se caracterizará más por la semilla de mostaza, donde existirá en grupos pequeños, aparentemente insignificantes que sin embargo vivirán una intensa lucha en contra del mal y traigan el bien al mundo, que permitan entrar a Dios».

«No es que la Iglesia subterránea no tuviera una jerarquía o estructuras institucionales», aclaró Hayda. «La sucesión apostólica y la importancia de Roma son quizás las principales razones por las que la Iglesia católica griega ucraniana no cayó en un falso sínodo de unificación con la Iglesia Ortodoxa Rusa en 1946».

Aunque la persecución violenta no es una realidad en Occidente, sí lo es la disminución del número de creyentes, como lo recordó el Archieparca de la Arqueparquía Católica Ucraniana de Filadelfia, Mons. Borys Gudziak: » La Iglesia en los Estados Unidos se está haciendo cada vez más pequeña. ¿Qué significa pequeño? ¿Pequeño e insignificante? ¿O pequeño y dinámico, dinámico en el amor mutuo?». El prelado vivió personalmente la recuperación de la Iglesia Greco Católica Ucraniana tras la caída del Muro de Berlín. El reto de esta Iglesia es conservar las lecciones de la persecución en medio del florecimiento y la libertad. «Si podemos ser contraculturales, vivir sin temor con respecto a nuestro tamaño o números, escuchar la palabra de Dios, escuchar su voz y tener comunidades que sean icónicas, mostrando a través de nuestras vidas que el amor a Dios y el amor al prójimo son fundamentales para nosotros, cumpliremos nuestra vocación, en los Estados Unidos y en otros lugares».

Con información de RISU.

 

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