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Ciudad del Vaticano (Miércoles, 19-02-2020, Gaudium Press) Francisco celebró la eucaristía en la mañana de este martes, 18/02, en la Capilla de la Casa Santa Marta.
El Papa comentó en su homilía el trecho del Evangelio de San Marcos donde se narra el episodio en que los discípulos entraron en la barca con Jesús y se preocupan con la gestión de algo material: «Discutían entre sí porque no tenían pan». Y Jesús les advirtió: «¿Por qué discutís sobre la falta de pan? ¿Todavía no entendéis y no comprendéis? ¿Vosotros tenéis el corazón endurecido? ¿Teniendo ojos, vosotros no veis, y teniendo oídos, no oís? ¿No os acordáis de cuando repartí cinco panes para cinco mil personas? ¿Cuántos cestos vosotros recogisteis llenos de pedazos?»
Corazón endurecido y corazón compasivo
La reflexión de Francisco giró en torno de la diferencia entre un «corazón endurecido», como el del discípulo, y un «corazón compasivo», como el del Señor.
«La voluntad del Señor es la compasión: ‘Misericordia quiero, y no sacrificio’. Y un corazón sin compasión es un corazón idolátrico, es un corazón autosuficiente, que va adelante amparado por el propio egoísmo, que se torna fuerte solamente con las ideologías. Pensemos en esos cuatro grupos ideológicos del tiempo de Jesús: los fariseos, los saduceos, los esenios y los zelotas. Cuatro grupos que habían endurecido el corazón para llevar adelante un proyecto que no era el de Dios; no había lugar para el proyecto de Dios, no había lugar para la compasión», dijo el Papa.
Dureza de corazón y remedio para combatirla
Francisco dijo que existe un remedio contra la dureza de corazón: es la memoria. Según el Pontífice, en el Evangelio de ayer y en tantos trechos de la Biblia, encontramos el llamado al poder salvífico de la memoria, que es una «gracia» a ser pedida. Ella «mantiene el corazón abierto y fiel».
Francisco afirmó que «cuando el corazón se torna endurecido, cuando el corazón se endurece, se olvida… Se olvida de la gracia de la salvación, se olvida la gratuidad. El corazón duro lleva a las peleas, lleva a las guerras, lleva al egoísmo, lleva a la destrucción del hermano, porque no existe compasión. Y el mayor mensaje de salvación es que Dios sintió compasión por nosotros. Aquel refrán del Evangelio, cuando Jesús ve una persona, una situación dolorosa: «sintió compasión».
Jesús es la compasión del Padre; Jesús es la afrenta a toda dureza de corazón.
Qué tipo de corazón pedir a Dios
Para el Papa, debemos pedir la gracia de tener un corazón no endurecido, «abierto y compasivo», sobre esto, seremos juzgados en el día del juicio, no por nuestras «ideas» o por nuestras «ideologías».
«Tuve hambre y me diste de comer; estuve preso y viniste a visitarme, estuve afligido y me consolaste», está escrito en el Evangelio y esta es la compasión, esta es la no dureza del corazón», dijo Francisco.
Y, según el Papa, la humildad, la memoria de nuestras raíces y de nuestra salvación nos ayudarán a mantenerlo así. Es entonces la oración conclusiva del Papa: «Cada uno de nosotros tiene algo que endureció en el corazón. Hagamos memoria y que sea el Señor a darnos un corazón recto y sincero que pedimos en la oración de la colecta, donde habita el Señor. En los corazones endurecidos el Señor no puede entrar; en los corazones ideológicos el Señor no puede entrar. El señor entra solamente en los corazones que son como su corazón: los corazones compasivos, los corazones que tienen compasión, los corazones abiertos. Que el Señor nos dé esta gracia», pide el Papa para encerrar su reflexión. (JSG)
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