Manila (Viernes, 21-02-2020, Gaudium Press) A través de una declaración especial, el Arzobispo de Lingayen-Dagupan, Filipinas, Mons. Sócrates Villegas, hizo un llamado a una «abstinencia» particular: la de evitar cualquier forma de aplauso durante las Eucaristías. El prelado recordó que la Eucaristía es la actualización del sacrificio de Cristo en la Cruz y pidió actuar durante la misma de una forma que no pierda el significado de la Liturgia y la Adoración.
Mons. Sócrates Villegas, Arzobispo de Lingayen-Dagupan, Filipinas. Foto: Our Lady of Fatima International Pilgrim Statue. |
«El Miércoles de Ceniza, que abre la temporada de Cuaresma, nos brinda una buena ocasión para reflexionar sobre el valor y la importancia de la sobriedad, el silencio y la moderación en la búsqueda de la santidad de la vida», expuso Mons. Villegas en su declaración, en la cual pidió evaluar el gesto del aplauso, presente en algunas Eucaristías locales. «¿Aplaudir es el antídoto contra el aburrimiento en la iglesia? ¿Aplaudir en medio de la homilía o después de ella es un signo de vitalidad litúrgica? ¿No es este aburrimiento proveniente de un mal entendido sentido de adoración y oración?», cuestionó. «La comunidad de oración se convierte en una audiencia que necesita entretenimiento; los ministros litúrgicos se convierten en artistas intérpretes o ejecutantes; y los predicadores se convierten en maestros de brindis eruditos. No debería ser así».
El prelado recordó que el centro de la Eucaristía debe ser Dios y no los logros humanos y que el aplauso no es un gesto apropiado para motivar a los sacerdotes y otros creyentes, como quienes realizan donativos en beneficio de la Iglesia. «En lugar de promover un sentimiento de satisfacción por el ministerio litúrgico bien hecho, guiemos a nuestra gente a aspirar a disminuir para que el Señor pueda aumentar», propuso el Arzobispo. «En las oraciones públicas y la liturgia, la autoconciencia debe inclinarse ante la conciencia de Dios. Somos una Iglesia unida por Dios, no un club de admiración mutua autoorganizado».
De manera concreta, Mons. Villegas pidió a los sacerdotes evitar el uso de aplausos para mantener la atención de los fieles durante la homilía. «Una homilía bien preparada, breve, inspirada e inspiradora tiene una vida útil más larga que los aplausos intermitentes mientras se predica», recordó el Arzobispo. De igual manera, prohibió que se mencionen benefactores en las Eucaristías, por lo que los agradecimientos deben ser realizados en otros espacios: «Céntrense en Dios y solo a Él sea la gloria».
«No me aplaudan a mí después de la Misa cuando visito su parroquia o capilla. Ustedes y yo somos invitados en la Casa de Dios. Solo somos meseros en la Mesa del Maestro», declaró el prelado. «La Eucaristía es una fiesta feliz y un memorial del Calvario. ¿Quién habría aplaudido en el Calvario? ¿Habrían aplaudido la Santísima Madre y Juan el Amado? La partición del pan es una conmemoración de la muerte violenta por la que pasó el Señor. ¿Quién aplaude mientras otros sufren? Es dolor con amor; sí, pero todavía duele». El Arzobispo pidió mantener la sobriedad durante el tiempo de Cuares y expresó su deseo de que «esta abstinencia de aplausos fluya hacia los otros días del año. ¡Que en todas las cosas, solo Dios y solo Él puede ser glorificado!».
Con información de CBCP News.
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