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Roma (Lunes, 30-03-2020, Gaudium Press) En el país europeo más afectado por la pandemia de coronavirus, Italia, ha sido un hecho poco conocido que la policía ha realizado operativos en los cuales los fieles que se encuentren orando en los templos son reprendidos por incumplir las normas del aislamiento, lo cual podría resultar en multas o incluso penas de cárcel. A pesar de que las acciones de las autoridades no han sido poco comunes, generaron un debate sobre la inclusión de la oración personal en los templos en las actividades permitidas.
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| Los creyentes reclaman el respeto de la libertad de culto como derecho fundamental. Foto: Luis Ángel Espinoza. |
En la actualidad, sólo existen cuatro razones que justifican que un ciudadano salga a las calles en el país: Ir a comprar víveres y medicamentos, ir a trabajar en caso de que el trabajo sea clasificado como esencial o visitar un doctor o un hospital en una emergencia de salud. Ninguna de estas razones contemplan la posibilidad de ir a orar a los templos de la ciudad, que continúan abiertos.
El P. Carmine Petrilli, quien sirve en la Parroquia de San Giuseppe Artigiano en Rocca Priora, expuso al informativo Crux la paradoja de esta situación. Los templos pueden abrirse, «pero ellos dicen que las personas no pueden entrar porque no es una ‘necesidad primaria'». El sacerdote criticó justamente esta clasificación. «La Constitución garantiza la libertad de culto en cualquier situación».
En su parroquia se organizó una Adoración Eucarística con menos de 20 personas debidamente espaciadas según los protocolos, pero la policía expulsó a los fieles y emitió citaciones a todos los presentes. «Un buen abogado puede ganar el caso», comentó el P. Petrilli, «porque desde mi perspectiva, esta es una norma inconstitucional y, ¿quién podría negarlo? Estamos en una democracia».
El informativo citó otros casos similares en varias locaciones del país y destacó la confusión normativa generada por los numerosos decretos de medidas de prevención, que en no pocas oportunidades se sobreponen a niveles municipales y regionales. Esto crea la irregularidad de que sólo el estado central o el parlamento tendrían la facultad de intervenir sobre el ejercicio de derechos fundamentales como la libertad de culto.
Para el P. Petrilli, la solución de orar exclusivamente en los hogares no es suficiente para los creyentes. «Los cristianos no son místicos. Ellos necesitan ayuda, apoyo, una comunidad que los anime», expresó el sacerdote. «Ellos necesitan motivación, una palabra que les permita luchar, creer, tener esperanza. Esto es importante».
Con información de Crux.
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