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Bogotá (Lunes, 23-11-09, Gaudium Press) En medio de la alegría, la fe y la presencia de Dios, se reunieron en Bogotá, un gran número de laicos y movimientos católicos, que a través de su experiencia dieron muestra de su esfuerzo y compromiso en cada obra pastoral de la que hacen parte.
El encuentro inició con una ceremonia eucarística presidida por monseñor Juan Vicente Córdoba, secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC). Durante la homilía, y en el marco de la fiesta de Cristo Rey, Monseñor hizo referencia al reinado de Cristo antes, ahora y siempre, y de su gran entrega de amor. «El reinado de Cristo, es el reinado del servicio, es el reinado de la entrega, Él es soberano, asume la soberanía en la medida en que habita en nosotros para servir, para entregarse, para darse», explicó.
También enfatizó en la responsabilidad que poseen los laicos dentro de la Iglesia y la necesidad de ser consciente de ella. «Ese reinado de Cristo lo deben vivir ustedes como laicos, ustedes son los encargados de anunciar ese reino, de llevar la soberanía de Cristo en las cosas temporales, a los curas y obispos no nos toca ahí», es «…hacer que Cristo sea soberano, hacer que Cristo reine, y ¿cómo?, con su presencia testimonial, con su palabra y con su construcción de sociedad cristiana justa, equitativa…», agregó Monseñor.
En el encuentro «Belleza de ser Cristiano»
En el Colegio Nuestra Señora del Pilar, lugar en el que se dieron cita alrededor de 28 movimientos católicos, convergió la experiencia y testimonio de laicos entregados al servicio de Dios y de la sociedad. Quienes a través de la educación, el trabajo y la familia -ejes principales del encuentro- se esfuerzan por realizar constantemente su misión evangelizadora, compartiendo un mensaje de amor, solidaridad y caridad.
En el primer eje, la educación, fue la participación del Movimiento de los Focolares, que a través de representantes de distintas instituciones educativas manifestaron los retos y perspectivas de dicha labor en medio de la formación en Cristo.
«Sabemos que en nuestra escuela el único maestro es Dios, en medio de nosotros se hace presente por el amor recíproco, hemos constatado muchas veces que su presencia es real. Cada vez que nos amamos como él nos amó, encontramos la respuesta a muchas inquietudes y dificultades», comentó Martha lucero Silva, docente de la Escuela Sol Naciente e integrante del Movimiento de los Focolares.
Durante el segundo eje, se manifiesta que el trabajo no solo es una necesidad, sino una bendición de Dios. Éste, y según el papa Benedicto XVI, «reviste una importancia primaria para la realización del hombre y el desarrollo de la sociedad, y por eso es preciso que se organice y desarrolle siempre en el pleno respeto de la dignidad humana y al servicio del bien común. Al mismo tiempo, es indispensable que el hombre no se deje dominar por el trabajo, que no lo idolatre, pretendiendo encontrar en él el sentido último y definitivo de la vida». (Homilía del Santo Padre, marzo 2006)
De este modo con el testimonio de dos profesionales en el área de la ingeniería y el arte, se develó la necesidad de llevar a Dios en cada una de las tareas laborales de manera honesta y responsable. «Con el trabajo nosotros participamos de la misión creadora de Dios, porque podemos hacer nuevas las cosas», afirmó Cristina Montoya, participante del evento.
Finalmente, en el último eje, la Familia, se recordó uno de los postulados del documento de Aparecida: «la familia es uno de los tesoros más importantes de los pueblos latinoamericanos y caribeños, y es patrimonio de la humanidad». Es en el corazón de ella, en donde nacen hombres y mujeres comprometidos con la causa del Padre, dispuestos a dar testimonio de fe y amor.
Construyendo conciencia
El encuentro «La Belleza de Ser Cristiano», es el primero de muchos que se espera realizar en esta área, en busca de reunir esfuerzos y obras encaminados hacia el mismo objetivo, llevar a cabo la misión evangelizadora de los laicos.
Frente a la importancia de este encuentro, Monseñor Córdoba comentó para Gaudium Press, que es fundamental «que los laicos tomen conciencia de que no pueden dejarle a los curas y las monjas toda la obligación y todo el deber eclesial, cada uno tiene una misión, los laicos en las cosas temporales, en el mundo, en las reuniones, en los quirófanos, en las ventas, en las familias, ahí les toca a ellos. A nosotros nos toca pastorear el rebaño y administrar la gracia. Cada uno tiene una misión distinta y como el laico no la ha asumido, entonces los curas son los que hacen todo y se volvió una iglesia clerical, entonces los laicos beben asumir su compromiso formando hogares católicos, educando los hijos para Dios, en todos los detalles, en su trabajo, en la calle, en el bus y en el avión».
Del mismo modo, para los asistentes, estos espacios son una oportunidad de construcción permanente, pues en ellos se abre una ventana al diálogo y al consenso.
«Me parece muy importante porque somos iglesia, no tiene sentido que los movimientos vivamos separados unos de otros, tenemos muchas cosas en común, nada más y nada menos que ser hijos de Dios», manifestó Olga Lucia Noguera, integrante de los Equipos de Nuestra Señora.
Por Nathalí J. Rátiva. M.
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